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EL ESCONDITE DE IVÁN

TSUNAMI

TSUNAMI Allí no había nadie.
Paseaba cuando descubrí la playa vacía, la orilla infinita, el mar ausente. No había animales, no volaban los pájaros, no había gente.
El horizonte levantó un telón de agua y, paulatinamente, el silencio se transformó en un lejano y desconocido rugido.
¿Sueño?, ¿realidad?...
Aún sentado sobre la bicicleta, pensé en que quizás así terminen todas las historias, embriagado de calma, inmóvil, esperando la última ola.

Iván Sáinz-Pardo
"La ira dormida" ©2005

4 comentarios

Mar -

Por fin! Los rincones por tu laberinto me traen al mío. Solo las vacas siguen a lo suyo. Se oyen gritos ¡ha llegado la ola, ha llegado la marea! Maś maletas , mas gentes que llegan. Si la ola no llega, ¡a reir con ganas!.

Anónimo -

no se que me asusta mas si esa tranquilidad de la imagen o el horizonte de la ola en vela...........ledis

Jacko -

Habrá que aprender a surfear. Tarea complicada me temo, pero...
Se intentará.

e. -

Es que el silencio y el rugido son la misma cosa, llevados a un extremo...
Pero, tienes razón... A eso venimos aquí, a esperar la última ola...
Besosdebicicleta, e.