Blogia
EL ESCONDITE DE IVÁN

DERRIBADO

DERRIBADO

No abrí tu carta.
Hoy no tengo respuestas para nadie. Ya no tengo combustible. Doy vueltas sin sentido. Soy un avión sin ventanas. Soy un avión sin pilotos, sin azafatas, ni pasajeros. Soy un avión sin pista de aterrizaje. Caigo en barrena y tatúo el cielo que tú un día te inventaste para ambos. Sin yo pretenderlo, ahora lo marco y lo divido en dos partes.
No abrí tu carta. Pero, ¿Sabes? Ya tampoco importa.

Iván Sáinz-Pardo
"La ira dormida" ©2006

5 comentarios

Bëca -

Ola!
t keria pedir disculpas xq copie este texto a mi spacio, weno lo copie pero puse abajo q lo abia tomado prestado d aki i puse tu direccion para q supieran q era tuio. El caso esk e tenido problemas cn una cria q me a copiado cosas sin poner mi direccion abajo ni nada i e pensado q t tenia q aber pedido permiso al copiarte esto, aunq aia puesto un enlace tuio abajo.Si te a molestado lo siento, si kieres lo kito i iasta, no ai problema;)
Un besito!

humilde -

....todos nos hemos enfrentado en alguna ocasión a una carta cerrada, una de esas que nos prometemos nunca abrir, y que quedará muerta en el baúl del olvido.... quizás las fuerzas las saquemos precisamente del valor que hay que tener para no abrir dicha carta....

IVAN -

Marina:
Inventemos lo que nos pueda hacer felices. Existamos allí donde todo se enriquezca mutuamente. Bonitas tus palabras.
Daniel, el nuberio permite imaginarse lo que hay detras. Gracias por tus comentarios.

Saludos

Marina Khalo -


“Esta ternura y estas manos libres, ¿a quién darlas bajo el viento?”…

Te gustaba repetir esa frase de Cortázar mientras mirábamos el cielo azul y los aviones dibujaban los ejes de coordenadas de nuestra existencia. El tiempo y el espacio no lo es todo, y yo ponía, a tus distancias, la amarga sonrisa de un sobre lacrado. Silencio secreto de qué jamás sanaría la herida de tu alma, la desesperanza en la mirada, la sed de vida amenazadamente insatisfecha. Lo supe siempre. Lo supe cuando te despedí en el aeropuerto y tu avión, alejándose entre nubes, profetizaba la imagen estampada de un sello. Dejé en cada uno, la esperanza de una respuesta y en cada sobre, el viento esclavo de mi derrota. Ya ves, me convertí, en Mariana Alcoforado: “Escribo más para mí que para ti”.
Si no hubieras existido, quizás te hubiera inventado…, como ahora.


Daniel -

Sueltate amigo, deja que el viento te lleve, apaga los motores y conviertete en un planeador, bota todas las maletas que te hacen pesado que te hacen perder altura y cuando menos lo pienses, cuando hayas pasado por todo ese nuberio, hallaras el lugar preciso para aterrizar, para descansar, para volver a soñar.