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EL ESCONDITE DE IVÁN

ESCRITO PERDIDO (Rescatado)

ESCRITO PERDIDO (Rescatado)

Recuerdo que un día de Agosto, recién llegado a Alemania, escribí un pequeño relato sobre un sueño que tuve, pero sin saber muy bien ni como ni donde lo perdí.
Se han precipitado los días y los meses tan deprisa como una fila de fichas de domino, empujándose unas con otras. Puedo notar como dos bellas mujeres unen dos momentos distintos con un largo y hermoso lazo de seda. Uno me hablaba de empezar, descubrir, aprender, enfrentarse. Y el otro, meses después, de olvidar, superar, añorar, emprender, luchar… terminar.
Recuerdo que aquel era un escrito en el que yo hablaba de alguien que se transformaba en muchos animales distintos. Era un escrito estupendo, con un buen mensaje al final que tampoco consigo recordar.
Ahora sale el sol, mi cabeza parece ser una mandarina pelada y el resto del mundo son solo una bandada de pajarracos acechando mis jugosos gajos. El temor sigue siendo una sombra desnuda para mis veintitrés heridas mortales, pero nunca más desperdiciaré mi tiempo pidiéndome perdón a mi mismo. Por esto continuo bebiendo sangre robada de vuestro templo, cuando las noches son mugrientas y nos separan…
Perdí aquel relato y en su lugar escribí otros muchos, y también conocí lugares y gentes nuevas. Encontré un sendero en la piel de un Dios de alquiler, alejado de vuestra prisión de nubes sangrientas. Y me aferré, desesperado, a mi soledad para no doblegar mi paso esperanzado. Y aquel devaneo que pensé duraría solo algunas semanas, se transformó en un inesperado noviazgo de casi un año.
Llegaría el final de mi historia en Alemania, sin saber que volvería, entendiéndo que la felicidad ni se busca ni se alcanza, la felicidad se desarrolla y eso conlleva tiempo… El tiempo necesario para descubrir que aquellas dos hermosas mujeres tan solo eran dos ratas muertas pudriéndose lentamente en mi ventana.
Me siento en mi cama, saco un papel, un boli y sonrío. Voy recordando mi sueño, mientras comprendo que aquel lazo de seda une un principio con su final y que, en realidad, nada y a la vez todo se puede resumir en algo tan simple como eso.

Iván Sáinz-Pardo
"El Sendero de la oveja negra"
N 33042/1997
R.P.I: VA-1329

8 comentarios

Catalina -

odio atarme los cordones!

IVAN -

Marina, y los calcetines rojiblancos y el corazon, pues como el tuyo, grande, grande.

Marina Khalo -

Mi abuelo tenía una capacidad de fabulación prodigiosa. Podía contarnos mil historias adaptadas o de su creación, siempre diferentes. Las comenzaba con la misma frase y los mismos protagonistas (sus mocosas nietas que ni pestañeábamos con tal de no perder el hilo de la narración).Jamás repetía ni una escena, ni un suceso…Eso sí, era incapaz de recordarlas; mucho menos de escribirlas. Como los Bartleby y compañía acababa en el”preferiría no hacerlo”.
De él he heredado algunas cosas, pocas que pueda declarar a Hacienda, muchas de su manera de entender la vida: el hambre insaciable a la palabra, la sed por las historias, el deseo a dejarme atrapar por lo que me cuentes, con el soporte que elijas, en un ejercicio auténtico de autenticidad y ficción.

Aprecio profundamente el oficio de escribir. Como arte, es un don que poseen muy pocos. Quizá los que hayan perdido por el camino la mayoría de sus relatos, incluso su vida o hayan tenido que pagar grandes tributos para poder hacerlo.
Las mejores historias que me cuente serán siempre las que nunca escriba, tal vez incluso creeré habérmelas contado (“nunca será tan blanca la blancura (perdida) como en el recuerdo”).
Aún así, escribiré sin oficio ni beneficio, para nada, por nada, para detenerme y deshacerme. Tal vez olvidarme.
Para decirme aquello que escribió Monterroso:

“Hoy me siento bien, un Balzac; estoy terminando esta línea”.

Por eso, Iván, no dejes de trenzar sueños y de tejer cordones de historias; necesitamos los zapatos rojos para caminar por el sendero de las ovejas negras y los elefantes azules.

Un saludo y buenas noches

gabi -

¿Que hay peor la sensación de incomodidad de saber que has pasado la noche soñando y no consigues recordar tus sueños?
Que de sueños perdidos

Bianca -

Me encanta soñar y escribir aquellos sentimientos que aparecen en ellos es la parte interna que muestra la mas pura fantasia tras nuestros ojos...

saludos para ti ivan
siempre tublog tan interesante me encanta

greuze -

Es una pena perder algo que se ha escrito, o no escribir algo que se ha pensado, pero esos fragmentos de nosotros mismos, serán rescatados y dosificados por nuestro subconsciente, teniendo una sensación placentera, ya no de lo que escribimos, si no de una consecuencia de esto.

humilde -

....wow.... una preciosa cinta de Moebius.... los sueños son hermosos mientras duran, y algunos aún más si llegan a ser realidad.... creo también, que en algunos casos, solo buscarlos es lo que nos alimenta.... y que cuando se consiguen, dejan un amargo sabor a vacío.... y entonces solo deseamos, volver a soñar....

Vicente -

Es curioso. Los sueños como relatos que amanecen en folios en blanco, cobrando vida y recitando quimeras en las mentes de los lectores, un sueño: el mismo que parece darse o advertirse en la marea pero que es un juego de lazos distintos y personales; Akira Kurosawa lo relataba bien en sus sueños, en sus pequeños cortometrajes que comenzaban con la ética, el arte, el apocalipsis y la vida y muerte. Un mensaje ético que hace falta para todos... ayer vi diamante de Sangre no pude evitar llorar y al mismo tiempo sentirme orgulloso de no ser uno de lo compradores de diamantes más (los he odiado y ahora más que nunca) sueños rotos por doquier en toda África, qué sueño esconderan esas gentes y qué mensaje ético, no es muy difícil de adivinar, los que tenemos suerte de vivir en un país corrupto pero no "muerto de hambre" tenemos la oportunidad de llenarnos de sueños que se rompen y se cambian por otros rapidamente.

Espero que pronto lo recuperes y puedas escribirlo y relatarlo en tus filmaciones, ya que me he convertido en admirador de tus cortos es lo menos que te pido. Y que el camino de la felicidad como tú bien dices, es un desarrollo humano muy cauto que lleva tiempo.

Un saludo Iván.