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EL ESCONDITE DE IVÁN

CRONICA DE SITGES 2007 (1º parte)

CRONICA DE SITGES 2007 (1º parte)

LUNES 8

Ya de noche, llegamos Lucy y yo a Sitges. Dejamos nuestras cosas en el hotel, nos acreditamos y nos vamos con Sara a cenar al “Buenos Aires”, un argentino en la zona del puerto. Sara me comenta que, curiosamente, le habían hablado de mi el día anterior la gente de la productora alemana “Autobahn” y que me ha conseguido una cita informal con Nicole Bardohl para la mañana siguiente.

Con el festival ya empezado, allí sentado delante de un asado de tira, lamenté el haberme perdido la proyección de “Rec”, película de la que Luis Alejandro Berdejo, guionista de esta, ya me había hablado hacía unos meses en Madrid. “Rec” es sin duda la gran favorita del festival. Durante los cinco días que he estado en Sitges, no he encontrado una única opinión que se aleje del hecho de que Paco Plaza y Balagueró han acertado de pleno construyendo un divertimento fresco, preciso, aterrador y talentoso que parece funcionar como un reloj suizo. En cuanto a “El orfanato”, película que también he perdido la oportunidad de ver durante el festival, también he lamentado perdérmela. Esta ya es, sin duda alguna, la elegida como referente internacional del cine de genero patrio, un inevitable exitazo de taquilla y una de las candidatas a recibir premios en Sitges, aunque también es cierto que quienes ya la han visto, difieren entre ellos y, al contrario que con “Rec”, no todas las opiniones resultan tan favorables. Espero ver ambas en los cines muy pronto y disfrutarlas como bien se merecen. También desearía “sufrir” la misma saturación promocional de “El orfanato” con el resto de las películas españolas que se estrenan cada año, esto sería señal inequívoca de que nuestra inexistente industria cinematográfica estaría al fin funcionando.

Después de cenar nos fuimos juntos a la proyección de “La Marea”. Allí conocí también a Gregory Wilson, el director de “Jack Ketchum´s The girl next door”, que se proyectaba detrás de mi cortometraje. Fue una grata sorpresa descubrir que a pesar de ser una sesión golfa a la 1.00 de la madrugada de un lunes, la sala estaba prácticamente repleta y que Angel Salas, el director del festival, se había acercado al cine para presentar personalmente nuestros trabajos. Como colofón a unas generosas y muy bonitas palabras de Angel, apareció por allí una tarta con unas velas y se felicitó a uno de los productores del largometraje de Gregory que, cosas del destino, cumplía años en ese preciso momento. Y así comenzó la proyección. Como no pude asistir personalmente a la premiere de “La Marea” en el pasado festival de Cine de Gijón, yo aún no había tenido la oportunidad de ver el corto en pantalla grande. Disfruté mucho de la proyección, de los aplausos y a continuación me vi el primer largometraje de mi estancia en el festival:

JACK KETCHUM´S THE GIRL NEXT DOOR (Gregory Wilson, USA, 2007)

Con la intención de que el comienzo de la historia nos sirva como carrerilla para saltar después aún más lejos en el infierno, se nos muestra un cartelito de “Basado en hechos reales” y un look cercano al del telefilm. Pero la película se va tornando oscura, aterradora, dura, casi insufrible y esto sin caer en el gore ni en la casquería. Blanche Baker nos regala un personaje demoníaco y aterrador con una sobresaliente caracterización y una interpretación brillante. La película esta bien dirigida y demuestra calidad. El problema es que tras tanto sufrimiento y tanta sentimiento de repulsa e impotencia, uno no termina por saber cual es el tema, el mensaje, la moraleja. Al final del camino descubrimos que nos han dejado completamente abandonados en nuestro viaje interior y que el director no tenía muy claro a donde nos quería llevar exactamente. No hay un ápice de esperanza, un resquicio de aire, es como una partida en la que, al final, todos terminan perdiendo y sufriendo, por lo que al salir del cine no podemos evitar sentirnos confundidos, decepcionados e impotentes. Aún así, y aunque esta es una película solo para corazones agerridos y masoquistas, es bastante recomendable.

MARTES 9

Desayunamos en el bufet del Melia. A nuestro lado, un Pablo Carbonell con un aspecto estupendo se ponía las botas a comer. Al poco fue rescatado por Alex Angulo, el cura de ficción más genial y chalado del cine español.
Fuimos a sacar entradas para las proyecciones y tras un paseo por el pueblo, nos tomamos un café en la terracita del Meliá con Nicole Bardohl. Me resultó curioso su descarado entusiasmo por “Schneckentraum” (El Sueño del Caracol), me reconoció que hace un par de meses se había puesto en contacto con mi agencia en Munich para pedirles mis cortos en dvd. Me preguntó por mis próximos proyectos y charlamos en alemán durante un buen rato. Al escucharnos, una chica rubia que acompañaba a un hombre orondo y muy grandote nos interrumpió y me preguntó en alemán si yo era yo. Vamos, que si yo era “ïban Sanspaadó”. Resulta que se presentaron y eran Roland Reber y Marina Anna Eich de la productora muniquesa “WTP International”. Su productora esta en los estudios de Baviera donde yo rodé “El laberinto de Simone” y alguien de su entorno ya les había hablado de mi. Resulta que luego me contaron que ese alguien era Antje, una estudiante para actriz que colaboraba hace unos años en la Escuela de Cine de Munich en muchos de nuestros proyectos estudiantiles y con la que yo hice amistad en aquel entonces. Al parecer, ahora trabajaba en el equipo de la productora. Cuando la conversación ya estaba animada y a varias bandas, apareció Mario Dorminsky, Director del Festival Internacional de Cine de Oporto y también se sentó con nosotros. Roland y él se habían conocido porque ambos están en el jurado, uno en la sección “Noves visions” y el otro en la “Orient Express” del festival de Sitges de este año. Hubo un reparto de tarjetas de presentación y yo volví a echar en falta las mías. Hacerse tarjetas de presentación para mí es algo así como arreglar la vieja persiana del despacho, algo bueno y necesario pero que se va posponiendo por pura dejadez y pereza.
Un rato más tarde nos fuimos Lucy y yo a comer unas tapas y una ensalada en un restaurante vasco. Después de unos cafés, nos metimos al cine a ver la que para mi ha sido la mejor peli con la que yo me he topado en Sitges: “Bug” de William Friedkin:

“BUG” (William Friedkin, USA, 2007)

Película poco catalogable, nada convencional y mucho menos comercial. Se la trata de vender como película de terror, pero no lo es. Al menos no como la gente esperaría. El terror no llega por sustos baratos a base de gatos negros, gritos de bebes, muñecas sin ojos o subidas repentinas del audio. El terror llega realmente gracias a la magnífica reconstrucción de una atmósfera perturbadora y enrarecida, la decisión de sacrificar la taquilla para regalarle a la obra una elogiable dirección de actores, un ritmo necesariamente aletargado, una presentación de personajes adecuada y una evolución correcta de estos. El terror llega con una cuidada descripción visual y narrativa de la soledad enfermiza y el desequilibrio emocional y mental que muestran sus escasos personajes. Una Ashley Judd en verdadero estado de gracia y unos acertados Michael Shannon y Harry Connick Jr.
La dirección de Friedkin(El Exorcista), conocido director veterano de setenta y dos años, parece a la vez la dirección de el debut genial y moderno de un joven talento. Se detiene en la psicología de los personajes, en la evolución hacia la locura, en el misterio del trance, en la descripción minimalista de la agonía moribunda de una cordura que se abandona por un poco de amor y de calor humano, por la falta de comunicación y de cariño, por culpa de la soledad de un mundo hostil. Pero la película tiene a la vez un corte muy moderno, psicótico y original. “Bug” es una rareza formal, una rareza fílmica, una buena película dotada de esperanza alguna para el éxito y para la aceptación popular. Una película que narra el viaje mental hacia los infiernos de la locura de sobrevivir una realidad demasiado dolorosa. Muy recomendable.

Después de ver la película nos fuimos Lucy y yo a buscar a Refo a la estación de tren y le acompañamos a buscar su acreditación al Meliá. Recogimos las llaves del apartamento que habíamos previamente reservado por Internet y buscamos el complejo. Nos despedimos allí de Lucy y Refo rompió de inmediato una de las ruedas de su maleta. Subimos a dejar las cosas. Nos encontramos con una habitación pequeña y fea con dos camas, un pasillo, una cocina bastante completa, un baño con bañera, y un saloncito muy respetable con una tele y un buen balcón. Habíamos pagado por adelantado tres noches y nos quedaríamos allí por un buen precio hasta el viernes.
Yo había sacado ya dos entradas para ir a ver “Dainipponjin” a las 20:30 y otras dos para “Cassandras Dream” de Woody Allen a las 22:45. A la primera no fuimos porque se nos hizo tarde y Refo prefirió mejor dar una vuelta por el pueblo, comer algo y tomarnos unas cervezas. No me pareció mal y nos tomamos unas Bratwurst picantes y unas patatas bravas en un bar a pie de calle cuyo nombre no soy capaz de recordar ahora ni de coña pero del que si puedo decir que era un lugar muy asequible y recomendable. Por lo del picante, nos acordamos de Vigalondo y de su “infierno de ternera” y le llamamos al móvil para ver si ya andaba por Sitges. Nacho nos contó que aún estaba en Madrid y que hasta el jueves no aparecería por Sitges.
Nos encontramos con Velasco Broca y Cormac Regan que presentaban su corto “Avant Petalos grillados” en la sección especial y un dvd recopilatorio con todos sus cortos. Nos invitaron a una barbacoa el jueves noche en Sant Pere de Ribes y se fueron a dar una breve vuelta al cementerio municipal mientras nosotros nos acababamos dos jarritas de cerveza en una terraza.
Ya en la cola de “Cassandras Dream”, Refo me presentó a Mikel Alvariño y de nuevo acabamos en un bar los tres para seguir charlando y bebiendo cervezas.
Y así, mi próxima cita con el cine ya tuvo que ser en el Auditori, a las 00:45. Sesión doble y presentación estelar de Robert Englund (Freddy Krueger) de “Jack Brooks: Monster Slayer” y “Babysitter wanted”. Me emocionó ver a Robert Englund, Fredy Krueger ha sido siempre un icono, y reconozco que me siento bastante fan de la saga. Lo cierto es que la película que nos presentó era muy mala, la proyección demasiado tarde y solo logramos quedarnos a ver la primera de ellas. La verdad es que entera solo podemos decir que la vimos entre los tres. Cada vez que yo me despertaba y miraba a los lados veía a Refo roncar con las gafas medio caídas, o a Alvariño babear la butaca como un bebe. De la parte que yo si vi de la película podría contar lo siguiente:

“JACK BROOKS. MONSTER SLAYER” (John Knautz, Canada, 2007)

La cinta intenta recuperar el cine de terror de serie B de los ochenta y en cierta manera lo consigue, pero al igual que existían en aquella década y en aquel genero mejores y peores películas, esta solo consigue evocarnos a las peores. Un ritmo caótico, una trama absurda, unas interpretaciones mediocres y unos efectos especiales como los de antes, es decir, bastante cutres. Nada nuevo ni sorprendente en el horizonte. Un despropósito capitaneado por un Robert Englund que no puede esconderse de la realidad de ver como su carrera profesional protagoniza una caída libre y sin paracaídas. En esta película, sin el sombrero y la cara quemada para disimular su descarada sobreactuación, ofrece un trabajo actoral no poco más que patético. Monster Slayer sería carne picada de videoclub si estos siguieran existiendo. Aunque para algunos fanáticos y frikies del género resultará entretenida, no es demasiado recomendable para el resto.

La vuelta, andando hasta nuestro pequeño aparmentito, se nos hizo eterna. La noche era calurosa, o quizás la sensación era tan solo fruto de la caminata. Aún faltaba mucho Sitges por delante y algunos otros paseos eternos de madrugada.

2 comentarios

Ruth -

Cómo me gustaría que a alguno de esos alemanes con posibles se le ocurriese ofrecerte un largometraje como Dios manda, visto que aquí en España la cosa está algo cruda.

Y hazte las tarjetas, hombre, que puede resultar extraño y seguro que te sientes raro, pero son necesarias. Una buena opción sería que las llevase encima siempre tu acompañante, así no tendrías que pasar tú el trago.

La-Ruina -

Segunda parte YA.