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EL ESCONDITE DE IVÁN

LA HORA DE LOS IMPOSTORES

LA HORA DE LOS IMPOSTORES

El sábado llegue a Munich a tiempo de ver en el Keller de la residencia la exhibición del Barcelona en el Bernabeu. El cole ha cambiado mucho. No me refiero al edificio en si, ni a sus instalaciones. Estas siguen igual de jodidas que hace cinco años, pero lo que si ha cambiado ha sido la gente y el espíritu del Colegio Español de Munich, que siempre lo han encarnado sus residentes. De mi quinta tan solo quedan Nico, actualmente el inquilino más antiguo, que enseguida no más verme entrar con las maletas por la puerta ya se preocupo de mi, y Alfredo, al que pude saludar poco después. Alfredo entró al cole la misma semana que yo en el 2001.

El domingo me levanté triste. No tenía ganas de nada. Prácticamente no salí del cuarto en todo el día. Me sentía muy extraño y no me apetecía ver a nadie. Leí un rato, me vi 5 capítulos seguidos de la séptima temporada de “The Shield”, para mi, sin duda, la mejor serie de policías de todos los tiempos. Después me vi la segunda parte del Atlético de Madrid- Betis por Internet. Soporífero el espectáculo, todo, menos el resultado. Este fin de semana nos tocaba ganar. Me dolía mucho la cabeza, seguía decaído, pero continué viendo “El patio de mi cárcel” Lo cierto es que la película no me llegó y me dejo indiferente. Entonces puse la radio por Internet y lentamente me quede dormido con el murmullo.

Ayer lunes me desperté pronto, bastante mas animado. Me duché, compre unos Butter Brezel de camino y desayune en casa de Christoph, el productor alemán de “Terapia”. Repasamos el casting, trabajamos un rato y después me fui a casa de Philipp, el compositor habitual de mis cortos con el que estuve hablando de muchas cosas y claro, también de “Terapia”. Le gustan mucho los cambios en el guión y entrecruzamos bastantes ideas. Comimos juntos acompañados de una de sus hijas pequeñas y de Sandra, su mujer. Son una familia encantadora.

Después me pasee cerca de la Hauptbahnhof y estuve comprando cosas que aún necesito para la habitación y para mi estancia aquí.
Una hora más tarde, me comí un Kebap en la tienda de la Turca, junto al Cole, y me subí a trabajar un poco en mi cuarto con el portátil. Charlé un par de horas con Manuel por el Skype, me contagié de su optimismo, también saludé a Marcel y mantuve una videoconferencia con Lucy. Bajé a cenar algo y a charlar un poco con la gente. Alfredo propuso ver una película en el Keller. Me vi con unos cuantos y por séptima vez “Zombies Party” y lo cierto es que volví a disfrutarla como un enano.

Estoy de nuevo en la habitación 207, escucho música mientras escribo empapado de recuerdos y me pregunto si, en estos momentos, habrá otro Iván idéntico a mí tumbado en el sofá de nuestra casa en San Cugat viendo la televisión. Me pregunto si únicamente seré el reflejo en un espejo medio empañado, el eco o la voz en un pasillo solitario, la sombra del león o la del domador, el extra o el protagonista, el verdadero yo o el impostor. Y no pondré el despertador para mañana levantarme cuando todos los juicios hayan terminado y las cárceles hayan extraviado a todos los locos, cuando los zoológicos estén silenciosos y los planetas, distraidos, vuelvan a mearse en sus orbitas prometiendo colisiones extraordinarias. Me despertare cuando la música haya terminado, cuando el día se haya despedido y las sombras ya no jueguen al despiste. Me despertare, pero no abriré los ojos, no me moveré, por si la mañana pretende sorprenderme con la hora de los impostores.

Iván Sáinz-Pardo
"La ira dormida" ©2009

7 comentarios

itziar -

muchos besos y mucho ánimo para comenzar de nuevo en un lugar tan conocido para tí. Será duro, no hay duda, pero seguro que sacas muchas cosas positivas de todo esto...
Un beso enorme hermanito, te quiero!

Sisterboy -

He notado cierta polémica entre los fans de The Shield y los de The Wire. Ambos grupos proclaman que "su" serie es la mejor serie policiaca de todos los tiempos.

Desde luego es indudable que son estilos muy contrarios e incluso contrapuestos quizas por es dificil encontrar a alguien a quien le gusten las dos series.

Por cierto adoro "The Wire" y no soporto "The Shield"

kris -

No sé que decir....me ha emocionado tu post y me ha encantado la réplica que te ha hecho Borges. Y hablando de dualidades me ha venido a la mente el poema de Oliverio Girondo "Dicotomía incruenta". Y como no sé que decir...mejor dejo que Oliverio hable por mí.

DICOTOMÍA INCRUENTA

Siempre llega mi mano
más tarde que otra mano que se mezcla a la mía
y forman una mano.

Cuando voy a sentarme
advierto que mi cuerpo
se sienta en otro cuerpo que acaba de sentarse
adonde yo me siento.

Y en el preciso instante
de entrar en una casa,
descubro que ya estaba
antes de haber llegado.

Por eso es muy posible que no asista a mi entierro,
y que mientras me rieguen de lugares comunes,
ya me encuentre en la tumba,
vestido de esqueleto,
bostezando los tópicos y los llantos fingidos.

Un abrazo Iván

Lucy -

No, Iván: En el sofá de casa no habrá nadie. Nuestra casa está con dos almas tristes intentando reconstruir sus mundos. Lucy

Silviacas -

Iván escribiendo desde las entrañas, con el corazón en la mano, con sus sueños y sus tristezas en órbita.. Iván siempre...un encanto de persona, aunque se haya ido sin pasarse por Soundub y sin cenar en Theseo con dos amigas.. bueno, vendrán otras primaveras...
Un abrazo siempre.

Doctor Mostaza -

Sublime, su artículo y el comentario de Jorge Luis Borges.

Jorge Luis Borges -

EL HACEDOR (fragmento)

" Al otro, a Borges, es a quien le ocurren las cosas. Yo camino por Buenos Aires y me demoro, acaso ya mecánicamente, para mirar el arco de un zaguán y la puerta cancel; de Borges tengo noticias por el correo y veo su nombre en una terna de profesores o en un diccionario biográfico. Me gustan los relojes de arena, los mapas, la tipografía del siglo xviii, las etimologías, el sabor del café y la prosa de Stevenson; el otro comparte esas preferencias, pero de un modo vanidoso que las convierte en atributos de un actor. Sería exagerado afirmar que nuestra relación es hostil; yo vivo, yo me dejo vivir, para que Borges pueda tramar su literatura y esa literatura me justifica. Nada me cuesta confesar que ha logrado ciertas páginas válidas, pero esas páginas no me pueden salvar, quizá porque lo bueno ya no es de nadie, ni siquiera del otro, sino del lenguaje o la tradición. Por lo demás, yo estoy destinado a perderme, definitivamente, y sólo algún instante de mí podrá sobrevivir en el otro. Poco a poco voy cediéndole todo, aunque me consta su perversa costumbre de falsear y magnificar. Spinoza entendió que todas las cosas quieren perseverar en su ser; la piedra eternamente quiere ser piedra y el tigre un tigre. Yo he de quedar en Borges, no en mí (si es que alguien soy), pero me reconozco menos en sus libros que en muchos otros o que en el laborioso rasgueo de una guitarra. Hace años yo traté de librarme de él y pasé de las mitologias del arrabal a los juegos con el tiempo y con lo infinito, pero esos juegos son de Borges ahora y tendré que idear otras cosas. Asi mi vida es una fuga y todo lo pierdo y todo es del olvido, o del otro. No sé cuál de los dos escribe esta página. "