Blogia
EL ESCONDITE DE IVÁN

SINNU Y LA ISLA (II)

SINNU Y LA ISLA (II)

Ha caído la noche. El pequeño Sinnu observa a su padre junto al fuego construir una cabaña con los restos del avión y hojas de palmera. Hace días que enterraron los cuerpos de los otros seis pasajeros que encontraron sin vida. Sinnu abre un coco contra una piedra como ha aprendido a hacer. Su padre le está enseñando a ser un buen hombre y a sobrevivir por si se quedase solo, pero al pequeño Sinnu el pensar en perder también a su padre le duele tanto como el ataque de una medusa. Su corazón se encoge y cada latido es un pinchazo envenenado.

SINNU

Papá, ¿echas de menos a mamá?

PADRE

Claro que sí, hijo. Todos los días.

SINNU

¿Y a los abuelos?

PADRE

Sí, tambien a los abuelos.

SINNU

¿Estará mamá junto a los abuelos en el cielo?

El padre de Sinnu observa a su hijo mientras se limpia el sudor con la muñeca de su brazo.

SINNU

La abuela me contó un día que cuando nos morimos hay un señor Dios que decide si vamos con él al cielo o si nos castiga mandándonos al infierno. Para no ir al infierno hay que creer en él, ser buenos, ir a la iglesia, rezar y hacer la comunión.  ¿Tú crees en Dios?

El padre se sienta junto a Sinnu, da un largo trago de agua de coco y se dirige a su hijo:

PADRE

Lo importante Sinnu, no es creer en dios o no, ni rezar, ni la comunión, ni visitar las iglesias y los templos. Nadie sabe con certeza si hay un cielo, un infierno o un Dios esperándonos allá arriba para juzgarnos. Lo importante es aprendera diferenciar entre lo que nos convierte en buenas o en malas personas. Y en el caso remoto de que llegara a existir el Dios del que te habló la abuela para juzgarte, si en tu vida has sido en general una buena persona creeme que no le importará nada de lo demás.

Sinnu mira las estrellas tratando de entender.

SINNU

¿Y que se necesita para ser una buena persona en la vida?

PADRE

Paciencia, hijo mío, sobretodo se necesita mucha paciencia.

Iván Sáinz-Pardo
"Sinnu y la Isla" ©2011

1 comentario

Marina Khalo -

Tanta paciencia tuve que todo lo he olvidado.

Arthur Rimbaud