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EL ESCONDITE DE IVÁN

LA MITAD DEL MIEDO

LA MITAD DEL MIEDO

He salvado el mundo interior de mi mejor enemigo. Sin embargo, antes de descorchar el champán, descubrimos que algo había cambiado. Ya era lunes.

El mundo se acaba. Pasé la vida soñando con finales catastróficos. Ahora simplemente los días de la semana van desapareciendo. El tiempo se encoge. El tiempo merma y nos engulle. Ya no existen ni los viernes, ni los Sábados, ni tampoco los Domingos. Las semanas ahora solo tiene cuatro días y la mitad del miedo se cuenta en segundos. La mitad del miedo engorda con Clembuterol de vacas flacas y de rabillos de ojos diseccionados. La otra mitad es una sombra famélica, un infante huérfano, una estrella que ya no guía. Y la gente se junta silenciosa en los parques para llorarle al cielo.

Una mitad de nosotros quiere creer, la otra asegura que únicamente somos el experimento abandonado de un Dios solitario y con Alzheimer.

Es jueves. Ya no se escuchan los disturbios, han cesado los disparos y los gritos. Ahora tan solo somos dos almas condenadas a compartir un mismo cuerpo.

Estoy paralizado. El pánico me sujeta con dedos de bronce. Los minutos conspiran. Las horas murmullan sobre mi y yo les grito:

-¡Muy pronto ya no existirán los jueves!

La otra mitad del miedo rompe el espejo de un puñetazo. Me mira implacable y exclama:

-¡Espabila imbécil! No pienso quedarme aquí contigo de brazos cruzados. Yo los jueves suelo vomitar kriptonita y defecar happy ends. Naci de culo, pero moriré de cara.

Iván Sáinz-Pardo
"En la avioneta sobró un sitio" ©2013 

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