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EL ESCONDITE DE IVÁN

EL SILENCIO BLAUGRANA

EL SILENCIO BLAUGRANA

Hice bocadillos en casa para seis y nos lanzamos a las taquillas del Camp Nou. Allí le abordan a uno no mas llegar, así, sin preguntar, ofreciendo bonos y carnés de socios de todas las clases y localidades a precios rebajados. Les pagas y entran contigo. Como el acomodador de un cine.
Desde que llegué por primera vez a Barcelona he deseado conocer el Camp Nou. Me hubiera gustado mejor ver sufrir ante el líder a mi maldito Atlético de Madrid en vez de al Alaves, pero la idea era únicamente la de compartir esta experiencia con un par de amigos y lanzarnos a presenciar el espectáculo de poder ver 80.000 caras juntas de un solo vistazo.
¿Y el partido?
Pues dos goles, tres largueros y un penalti fallado para una nueva victoria de este Barsa que si que parece galáctico de verdad.
Esta es la cuarta vez que voy al fútbol en mi vida. Las otras tres fueron en el nuevo estadio José Zorrilla, en Valladolid. Recuerdo el estruendo del papel de aluminio de los 35.000 bocadillos del intermedio entre el Valladolid y el Atleti hace unos años. Los gritos, los insultos, los aplausos, los cánticos, los petardos, las trompetas y los bombos. El Frente Atlético invocándose al cielo y llamando “ultralilas” a los ultras pucelanos.
Nada de esto hubo este domingo pasado. Únicamente el vacío sepulcral de 80.000 almas silenciosas. De fondo, se podían hasta escuchar las respiraciones de los jugadores. No hubo cánticos, ni banderas. El único estruendo de papel aluminio fue el producido por nuestros seis bocadillos.
Laporta regresó con retraso del descanso a su tribuna V.I.P, debido al exceso de cava catalán y canapés en el bar V.I.P y se perdió el esperadísimo primer gol. Mientras, allí sentado, yo miraba repetidas veces al campo y a la grada, a la vez que me preguntaba donde se encuentra realmente el fútbol. ¿Allí abajo? ¿Son esos señores trotando tras el balón? ¿Aquí arriba? ¿Somos quizás todos nosotros?
Nadie hizo la ola. Pero alguien tiro un avión de papel desde la grada y yo volaba dentro, atravesando la fría velada, surcando el cielo, atravesando como una flecha mortal aquel inaudito y misterioso silencio blaugrana.

8 comentarios

Tate -

El niño acaba su sequia con el barsa , si puedes ir no te lo pierdas ;-)

IVAN -

Primo, quizas aproveche para volver al Camp nou a ver al Atleti este proximo finde. Ahora que Ronaldihno no jugará por tener 5 tarjetas amarillas, Etoo anda por Africa y Xavi lesionado. Quizas volvamos así a sorprenderlos.
Pero mi primera visita al Calderón es una cuenta pendiente y la saldaré a vuestro lado y contra el Madrid a poder ser.
Un abrazo y saludos a todos.

Tate -

Una cosita tus primos de madrid tienen sendos abonos al calderon y estan esperando para ir contigo al futbol cdo te pases por la capital del imperio

monocamy -

Eso me lo he preguntado yo tantas veces... "¿qué rayos ven los que están en la última fila de la última grada?".

Será que aún tendemos a ir en manada... :P

bubi -

hola Ivan!!! yo tambien ando volando en aviones de papel,...y no se donde se dirigen,...

humilde -

....claro, que como el Jose Zorrilla no habrá ninguno para pillar mejor una pulmonía....

Manuel Márquez -

Estimado compañero: me ha gustado mucho tu texto, que describe de una manera muy gráfica la sensación que se vive cuando se accede, por primera vez, a uno de esos templos modernos. En mi caso, mi bautismo se produjo en el Calderón, temporada 93-94, en un legendario Atlético Madrid-Barcelona (4-3; 0-3 al descanso, con 3 goles -3 latigazos- de Romario, y remontada épica en el segundo tiempo), que supuso el pistoletazo de salida a una serie de enfrentamientos entre ambos que se han convertido en un referente histórico cercano como prototipo del fútbol de ataque a tumba abierta.

Enhorabuena por tu texto, y procuraré seguir atento a las evoluciones de esta tu casa.

Un cordial saludo.

Mata -

Toda un espectáculo!! Yo no he ido aún, a pesar de vivir cerquita. El fútbol dista mucho de ser mi pasión pero reconozco que como experiencia puede ser interesante haber ido al menos una vez. Y desde luego el fútbol es fútbol gracias a los aficionados y al gran negocio que lo rodea. A veces, hace de pantalla sobre noticias mucho más importantes y de desahogo para algunas personas que suman el gusto por ese juego con la mezcla de todas sus fustraciones.
Un abrazo.