Yo no quiero votar a quien no me garantice que va a utilizar nuestra Constitución como ineludible filtro para cada una de las decisiones y actuaciones de gobierno. El PSOE y el PP no son una alternativa cuando han demostrado sobradamente ser marionetas y siervos de los mismos intereses lobistas.
El bipartidismo está implantado en nuestras leyes electorales y significa una lacra para la salud de cualquier democracia. Ni el PSOE ni el PP son una opción electoral cuando se muestran serviles a los intereses de las multinacionales, sometidos a los carteles bancarios internacionales y a los verdaderos responsables y culpables de la grave situación de crisis en la que nos encontramos. Y no solo hablo de la crisis financiera, porque aún mucho más aterradora es la crisis moral y ética a la que este sistema capitalista y el egoísmo y la ambición enfermiza de quienes lo gobiernan nos ha conducido.
Nos encontramos ante un sistema en el que la libertad, la pluralidad, la objetividad, las resoluciones, los premios nobeles, los veredictos legales, los cuerpos y las vidas de la personas y de los animales se pueden comprar con dinero. Este concepto contradice el disfraz democrático con el que nuestro sistema social participa en este grotesco baile de disfraces. Y así, ningún partido político es capaz de ofrecernos la garantía del respeto, ya no de nuestra propia Constitución, sino del cumplimiento ni siquiera de los derechos fundamentales que se ven reflejados en los textos de los derechos humanos, las leyes internacionales y las normas que protegen al hombre, a los animales y a nuestro planeta. Nuestros gobiernos son llevados al poder con campañas financiadas por quienes después realmente van a tomar las decisiones por todos nosotros. El gobierno está arrodillado ante la deuda y el yugo de quienes no respetan ninguna de las leyes que nos protegen, de quienes toman decisiones que violan reiteradamente y sin consecuencias nuestra condición de ciudadanos en democracia.
El PP no es una opción porque su política, al igual que la del PSOE, solo actúa en beneficio de las multinacionales y de la élite criminal. Como ha venido demostrando durante sus mandatos en el pasado o en su lamentable labor en la oposición, sus intereses y su política ni siquiera esconde un apoyo declarado a las aventuras belicosas y criminales de los neoconservadores más retrógrados del planeta, el apoyo a los intereses de multinacionales de corte criminal y mafiosa. Aznar dejó las cosas muy claras y bajo mi juicio personal, ese individuo junto a unos cuantos más, tendrían que ser obligados a rendir cuentas ante un juez por su participación activa en el asesinato y el genocidio indiscriminado de más de un millón de civiles inocentes en Irak. El PP defiende las políticas antisociales, da cobijo a la extrema derecha fascista, encubre e institucionaliza la corrupción. Fomenta el modelo de la privatización, el capitalismo salvaje, la doble moral del dinero sucio y las comisiones entre semana con los domingos de Iglesia y las visitas al Papa. Simboliza valores clasistas, machistas, racistas, homófonos, etc. El PP, al igual que el PSOE son una opción éticamente detestable.
Sin ser su intención, Zapatero ha hecho la labor política más valiosa de las últimas décadas en nuestro país. Zapatero ha mostrado la verdadera cara de la supuesta izquierda socialista en nuestro país. Gracias a su bochornosa gestión el PSOE nos ha constatado que no defiende ni los derechos de los obreros, ni los de los trabajadores, ni los de los jóvenes. Sin rubor alguno ha pasado del "No os fallaré" de pre campaña a follarse en su mandato el futuro de una generación entera de jovenes, una generación sin trabajo, sin opción a una vivienda digna, una generación entera perdida, arruinada, sin esperanza.
El PSOE no practica la política social, tan solo rinde cuentas a los mismos que sus supuestos contrincantes políticos, hace política de derechas, apoya los estamentos del capitalismo más conservador y dictatorial, se mea en sus propios estamentos e ideología de izquierdas, contradice sus promesas electorales y traiciona sin pudor a sus votantes a los que trata como a sumisos retardados. Pero el truco de votar al PP por miedo a la derecha ya no funciona. El PSOE también es la derecha. La sospecha es ahora un hecho.
¿A quién votamos?
La extrema derecha, cobijada como la historia nos demuestra en situaciones de penuria económica y miseria en los índices de empleo, se hace cada vez más fuerte en toda Europa y practicamente en el mundo entero. En mi caso, creo que por un lado, hay que conseguir dar poder a una oposición desde la izquierda que estabilice y haga de contrapeso ante esta preocupante realidad. Por otro lado, votar es importante, pero hay que devolver la diversidad y luchar contra la dictadura del voto irresponsable, de las leyes que fomentan el bipartidismo. PP-PSOE, Democratas-Republicanos, Real Madrid-Barsa, rojos contra azules, tigres contra leones, Mc Donalds o Burguer King, Cocacola o Pepsi, fachas contra progres. Todo esto es un teatrillo absurdo y ahora lo sabemos. Es importante buscar otras opciones, tomarse algo más de tiempo, votar a otros partidos con iniciativas interesantes, darle la voz y el poder a gente honesta, con principios, con educación, gente preparada y con contrastada labor social y experiencia, gente con calidad moral dispuesta a darle el crédito perdido a nuestra enferma y corrupta clase política actual. Si no encontramos algún partido que se ajuste a nuestras ideas, siempre se puede votar a quienes más se acerquen a ellas, lo importante es volver a ser exigentes con quienes nos representan y más responsables con nuestra función democrática.
Me preocupa que una juventud con casi un 50% de paro y ninguna expectativa de futuro siga por lo general embuchada en su parálisis. Me preocupa que en una situación como la actual en la que las instituciones que sustentan nuestra sociedad se muestran corruptas e ineficaces, ahora que hemos descubierto que vivimos en un mundo completamente despiadado e injusto, que somos protagonistas y responsables directos de una sociedad enferma y psicópata, no digamos ¡Basta! Que ahora que nos sabemos aborregados miembros de una dictadura con complejo democrático, que todas las instituciones que nos representan son dominadas por una élite criminal y despiadada, ahora que hemos descubierto que no nos restan palabras coherentes para explicarle la vida y la situación a nuestros hijos, no estemos todos y cada uno de nosotros ya en la calle en masa, enfurecidos, con voluntad, exigiendo la dimisión inmediata de nuestro gobierno. Me preocupa que no exijamos en la calle la implantación de un sistema electoral nuevo y más justo. Apartar a la Iglesia, a los bancos y a las multinacionales de la vida política, negarnos a rescatar a ningún banco más de ningún país, incluido el nuestro, condenar y rechazar publicamente y desde todas las instituciones cada uno de los paraísos fiscales, reformar todas y cada una de las estructuras de este sistema, salir de la OTAN como constatada institución corrupta y que tan solo defiende los intereses económicos e imperialistas de los EEUU y de sus aliados. Abandonar la farsa de nuestro proyecto europeo. Rechazar la comunidad europea, institución mafiosa creada con el único fin de sublevar nuestras Constituciones democráticas en nombre de la UE y a favor de una sola Constitución impuesta por comisiones privadas y para nada democráticas. Una comunidad europea podrida y al servicio de la misma élite. Salir del EURO, recuperar nuestra moneda, exigir a nuestros mandatarios que se cumplan nuestros derechos, los de nuestros animales y las leyes que protegen nuestro planeta y luchar con entereza y transparencia contra cualquier fuerza que se oponga a todo esto. No permitir que sean bancos privados los que toman las decisiones de nuestros gobiernos, los que imprimen el dinero, los que se lo venden a nuestros gobiernos, los que nos esclavizan con un sistema monetario basado en la privatización, en la deuda exterior, en la escasez y en la especulación de bienes de cualquier tipo y necesidad.
Nuestra democracia actual es un avatar resultón y de aplauso fácil, una foto manipulada, un disfraz socialmente aceptado, una puñalada en la espalda al apuntador del guión original. Detrás del avatar resta la dura realidad de descubrir que tan solo somos un triste número en las listas de consumo. Las jaulas de oro también son jaulas. El aire viciado ahí afuera nos asfixia, los rumores alentadores a nuestro alrededor terminan por transformarse en correas invisibles castigando nuestras voluntades por prosperar. Somos seducidos por luces de neón, campañas publicitarias, propaganda electoral, entretenimiento e ilusiones millonarias que alimentan nuestra impotencia vital. Nos alimentamos de falsos antídotos para venenos que no existen. Vivimos en un estado feudal bajo la mafiosa protección de la élite de fabulosos castillos y catedrales en paraísos fiscales. Somos putas en burdeles de lujo, putas que nos creemos en estado de suerte solo por no tener que estar en la calle pasando frío, putas esclavizadas a chulos vestidos con ropa de marca, pero tristes putas al fin y al cabo, ofreciendo por obligación nuestras vidas enteras para sobrevivir en un juego de apuestas amañado.
Vivimos acorralados por la programada censura de las versiones oficiales y los titulares de prensa. Cargamos sin rechistar con la imposición directa en vena de las corrientes de pensamiento y modas sociales. Desinformación, estilos de vida en diferido, propaganda corporativista, ideología comercial, estrategia de marketing. Utopías existenciales, holografías, alucinaciones propagadas por los medios de comunicación arrodillados y al servicio de los mismos señores dueños de castillos impenetrables. Empresas privadas de comunicación, instituciones oficiales, organismos sociales y gubernamentales sometidos o comprados por la misma élite financiera que nunca rinde cuentas a nadie más que a sus maltratadas y corrompidas consciencias.
Detesto participar en una sociedad tan injusta, cruel y despiadada en la que el dinero es lo único que importa. Yo apuesto por votar, a quien sea menos a los que ya han demostrado sobradamente cuales son sus verdaderos principios e intereses. Y apuesto por una revolución, por reclamar una sociedad mejor, más digna, por derribar lo establecido, pacíficamente o a mediante la fuerza.
Votemos por el cambio y después no nos detengamos ahí. Salgamos a recuperar nuestra dignidad como ciudadanos. Neguemonos a ser meros autómatas consumistas, seres moralmente despreciables. Yo apuesto por una revolución global, por acabar con las reglas de este macabro juego. Si con ello esta sociedad me considera un asocial, un freaky, un soñador, un terrorista, un atisistema, pues que así sea, las reglas de este juego son injustas, absurdas y apestan. Si me obligáis a jugar, apoyaré a quien decida dar un golpe en la mesa y derribar el tablero. Si puedo no jugar, vivir mi vida tranquilamente a parte, lo que no parece ser muy sencillo de hacer, no renunciaré a seguir buscándo un estilo de vida y un sistema social con el que me pueda sentir mejor identificado y representado. Votaré para restarle poder a quienes ya no respeto y a quienes no me respetan a mi ni a la gran mayoria. Y después me uniré sin pensarlo a todo quien desee enfrentarse contra ellos, o quizás contra tí.
¿A quién votamos?
Todos sabemos que a estas alturas de la película ninguna respuesta a esta pregunta es relevante.
Iván Sáinz-Pardo