EL DIA DESPUES DE MAÑANA (Roland Emmerich, U.S.A, 2004)
Das Arche Noah Prinzip fue el trabajo de fin de carrera de Emmerich en la Escuela de Cine y televisión de Munich (escuela que tengo el honor de conocer personalmente pues aún curso en ella estudios de Dirección) y a la vez su primer largometraje antes de emigrar a los Estados Unidos de América. (Sin contar su mediometraje anterior Franzmann del año 1979)
Este primer largometraje ya mostraba su casi enfermiza obsesión por imitar un canon americano rebosante de efectos especiales y clichés efectistas. Película esta, por otra parte, fallida, larga y aburrida y con un indudable sabor a quiero y no puedo.
Pero todos los que estudiamos en esta escuela y hemos podido conocer un poco más de cerca su paso por esta, sabemos que este hombre tenía una visión, y que aquel trabajo únicamente era un esbozo de sus pretensiones reales. Sus sueños exigían presupuestos monstruosos, y la industria americana era su única esperanza.
Emmerich ha cumplido su sueño y es, junto a Wolfgang Petersen, (Troya, La tormenta perfecta, En la línea de Fuego) un punto de referencia básico para muchos cineastas con hambre de Hollywood, y por esto también los culpables de que la industria cinematográfica alemana haya perdido en parte su rumbo natural.
Si ellos han triunfado, ¿hay que hacer cine a la americana?, ¿es Hollywood nuestra meta?
A nuestro país llegan algunas de las series de televisión que el país germano está exportando en la actualidad. Pastiches a la americana, policías, carreras de coches, explosiones, efectos especiales, persecuciones, detectives o remakes a la europea de series americanas. (El payaso, Rex, un policía diferente, Medicops, etc)
Hubo unos años en que en las carteleras alemanas se escondían los nombres alemanes para engañar al público con títulos en ingles imitando a las producciones americanas. Y cuando esto también dejó de colar, cambiaron la estrategia y buscaron la participación de actores internacionales en sus producciones nacionales.
Atrás quedan producciones hechas también por alemanes pero mucho más cercanas y más alemanas (valga la redundancia) como Schlafes Bruder de Joseph Vilsmaier (En nuestro país más conocido por otro de sus films Stanlingrado) Mientras la crisis continúa y también las dudas.
Admito que me gusta el genero que explota Roland Emmerich, me gusta lo que propone y en parte sus películas: Joy (¿recordáis aquella peli de un niño hablando con su difunto padre por un teléfono de jugete rojo?) Independence day (entretenida, sin tomármela muy en serio claro), de Stargate y Soldado Universal (únicamente salvaría la primera hora, después ambos filmes se derrumban estrepitosamente), Godzilla (Los créditos del principio son realmente impresionantes, aunque en este caso poco más se salva en esa poco inspirada mezcla de King Kong, Jurasic Park y Alien), El Patriota (esta no me gustó, a la sombra y herederas de otras mucho mejores como Braveheart)
El día después de mañana, su hasta la fecha último trabajo, repite en gran parte los mismos fallos que sus precursoras. Emmerich no tuvo nunca ningún tipo de complejo a la hora de plagiar y copiar de aquí y de allá. Verse si no la influencia (casi bochornosa) de Poltergeist en su film Joy, la escena de las crías de Godzilla recordando como apuntaba antes a Alien y la escena de los Velociraptores de Jurasic Park o el final y muerte de Godzilla, al más clásico estilo King Kong y así un largo etc.
Y en esta nueva, pues en fin, todo recuerda a más de lo mismo, de su propia cosecha y de la de los demás. A destacar eso sí unos efectos especiales asombrosos y de más larga duración que los vistos en la cinta anterior Deep Impact, (donde también había olas gigantes y en el medio otra trama de garrafón de las que hacen historia.) Y los tornados, pues como en Twister, más o menos, pero todos juntos y a la vez. Y unas imágenes espaciales de la tierra muy bellas y una primera media hora interesante y entretenida que nos recuerda al principio de su Independence Day.
Después, pues se acabo. Un vació tremendo. Un estancamiento en el ritmo insoportable de casi una hora donde no sucede nada, y lo poco que ocurre, nos deja totalmente impasibles.
La búsqueda del padre (Denis Quaid) no se entiende. (¿Por que no tiene ningún sentido quizas?). Recorrerse en mitad de un temporal glaciar media América para ir hasta donde está su hijo si es que aún vive. ¿Qué plan es ese? ¿Para entonces que? No parece importar. Y la madre se queda, no se sabe tampoco muy bien por que, en un hospital al cargo de un niño con leucemia. (Leucemia porque lo ponía en el guión). Lo cierto es que esta historia se queda totalmente sin desarrollar. Amputada, como casi todas las demás. Algo casi esperpéntico.
El hijo es el actor Jake Gyllenhaal, el niño rarito de la sorprendente y ya peli de culto Donnie Darko, donde en aquella, su cara de besuguito a las finas hierbas le pegaba mucho a un adolescente paranoico, pero aquí no demuestra más que una mímica digna de cualquier estatua de museo romano.
Y hay un mendigo y un negrito empollón y un perro y no se que más. Pero todo es tan artificial y tan frío que no consiguen transmitir absolutamente nada. Ni una emoción.
¿No han perdido a familiares y a amigos? ¿No es el fin del mundo?
Y como alguien se debió de dar cuenta que la laguna en el guión parecía en realidad el océano Pacifico, pues se decidieron por mostrarnos a unos lobos asesinos que se escapan de un zoológico, para después mandar a los protagonistas a una improvisada, al igual que absurda misión, a un barco ruso (que tampoco sabemos que pinta ahí) en donde deberán escapar de dichos animales. (También sin ninguna espectacularidad)
Por otro lado, está la historia de unos ingleses aislados esperando su final, todo narrado con la misma emoción. Vamos, que al parecer se mueren, pero no le importa absolutamente a nadie.
Lo cierto es que el guión y los actores, la trama en general, no están al nivel de los efectos especiales, y no es únicamente culpa de los actores y del guión, la fotografía nos abofetea, enfrentada entre planos infográficos majestuosos, bellos, emocionantes, y otros, los no digitales, mediocres, sin vida y con pinta de agujero negro en el presupuesto. (O en la imaginación de su autor) La tormenta de granizo en Japón (de tremendo potencial) está rodada con tan poca fortuna y gusto, que entran ganas de llorar. Ni un único plano general, apestando todo a rodaje de domingo en pequeño estudio.
En general hablamos aquí de una realización triste y desganada. Con un resultado poco original y que no consigue convencer ni a los amantes del genero, en los que me incluyo.
Los americanos huyendo sin papeles a México y el vicepresidente americano reventador de cumbres de Kyoto, malo malísimo, volviéndose al final defensor del medio ambiente y la fraternidad entre pueblos, son guiños simpáticos, presumiblemente irónicos y, por que no, de agradecer, pero no bastan, ni muchísimo menos, para hablar de una buena película. Una verdadera pena. Y creo que ya me he enrollado bastante. Me aburrí mucho. La olvidé rápido y a esperar a que vuelva a brillar el sol.
Iván Sáinz-Pardo
5 comentarios
barbyyyyy -
MiCuu -
*T*a*m*y* -
artista por confirmar -
solo recordar, el mundo se acaba, tus padres se mueren, eres testigo del casi-final del mundo, y el coprotaguay esta preocupado en ligarse a la tia buena del refugio..
ole!
bai -
No sé si te envidio por tu memoria o me alegro de borrar esas cosas.
Lo que sí te agradezco es la exhaustiva exposición de lo que a tí te parecen esas películas. Me has entretenido un rato y me has presentado aspectos que, por profana en la materia, no había caído en ellos.
Un beso relajado.