UNITED 93 (Paul Greengrass, U.S.A, 2006)
En los créditos finales, el film es dedicado a TODAS las victimas del 11 de Septiembre. Porque lo que United 93 muestra, es una detallada recreación documental sobre los hechos ocurridos en aquella fatídica mañana. Y aunque son muchos y variados los distintos ángulos y perspectivas de aquella espeluznante tragedia, todos ellos cuentan con un poder dramático brutal. En este caso, Paul Greengrass, autor también de la interesante Un domingo sangriento o de la regular The Bourne Supremacy se centra en el cuarto avión secuestrado el 11 de Septiembre, aquel que, según las fuentes oficiales, se estrelló en Pennsylvania cuando los pasajeros se amotinaron contra los secuestradores y trataron de recuperar el control del vuelo. Greengrass juega con todas las bazas que un suceso de estas características ofrece. Mide a la perfección su propio talento y su capacidad para la documentación de datos y para recrear fielmente y casi con precisión matemática sucesos históricos. En este caso, se vende el film como algo supuestamente verídico. Pero solo supuestamente, porque aún son muchas las preguntas sin resolver alrededor de lo sucedido con este vuelo y con este atentado en general. Extrañamente aparecieron restos del United 93 a ocho millas del lugar donde supuestamente se estrelló y, además, nunca se llegaron a encontrar las dos cajas negras que habitualmente suelen resistir todo tipo de colisiones. Pero más extraño aún resulta el hecho de que las fuentes oficiales también aseguren que tampoco se encontraron nunca las cajas negras de los otros tres aviones.
Por otro lado, y a pesar de que el retraso de 40 minutos que este vuelo sufrió pudiera haber facilitado el que los pasajeros, como en la película, se enteraran del trágico destino de los otros aviones secuestrados y esto fuese el detonante que motivó su motín, es de extrañar que la rebelión llegase exactamente en el avión con menos pasaje de los tres secuestrados, 45. Cuando los otros aviones contaban con 64, 65 y 92 pasajeros respectivamente.
Hay teorías patrióticas e interesadas que aprovechan la versión oficial escogida por Greengrass para, además, ensalzar el valor y heroicísmo de los civiles americanos, luchando y sacrificando sus propias vidas por salvar la Casa Blanca. Otras, sin embargo, mucho menos atractivas para el gobierno norteamericano, tratan de demostrar que el avión fue derribado por un caza americano con orden de disparar contra el avión para evitar malos mayores. Algunas, incluso afirman que no existieron tales comunicaciones y que el avión comercial fue derribado por equivocación en aquellos momentos de caos y confusión que además tan fielmente retrata United 93.
Nada se sabe con seguridad aún, pero Paul Greengrass escoge aquí su propia versión y se mueve durante 91 minutos, cámara al hombro, ágil y despiadado como un tigre hambriento en un gallinero. Narra los sucesos a tiempo real, sin concesiones al espectador. Desnudando de clichés y recursos dramáticos su obra, sin ningún tipo de moralina ni de adoctrinamientos. Mostrando con gran crudeza y sobriedad, por un lado, una milimétrica recreación de lo que pudo haber sucedido dentro del avión y, por otro, la sorpresa, el desconcierto y la angustia de los controladores de vuelo y su total falta de coordinación con un estado de defensa norteamericano vulnerable, lento e inoperante. Greengrass no entra en posicionamientos políticos, relatando con gran pulso y sentido del ritmo. Emocionando, aplastando en la butaca al espectador y todo ello, sin llegar a posicionarse de un lado o del otro. Como ya apuntaba al principio, en los créditos finales, el film es dedicado a TODAS las victimas del 11 de Septiembre. Por eso mismo, cuando los secuestradores comprenden la verdadera situación que han provocado, y los secuestrados, presos del miedo y la desesperación, comienzan a actuar bajo el más puro y animal instinto de supervivencia, unos rezan atemorizados a Ala en la cabina de mando, mientras los otros rezan a Jesús en la parte trasera de un avión en caída libre. Una película histórica, aterradora e imprescindible.
Iván Sáinz-Pardo
6 comentarios
Carlos Chan -
fefefe -
AL -
Suele ocurrir que cuando alguien pone las expectativas muy altas te lleves un bajón o simplemente que no las cubra, y esto es lo que me ha ocurrido.
Domingo Sangriento me parece brutal, de las mejores películas que se han hecho en los últimos años. Y claro, con este precedente y el cartel repleto de críticas que la ponen como la mejor película del año pues... pasa lo que pasa.
Veo 2 partes diferenciadas, la que atañe al interior del avión y la que nos muestra el caos que se produce en el resto de lugares, ya sean aeropuertos y centros de control. Y es aquí dónde una me seduce completamente y otra no. La negativa es la del interior, la cual me parece más forzosa y menos creíble. La que te da mas sensación de película, en cambio la parte de los controladores, de los responsables del ejército y demás camaradas hace que realmente te creas que estás viviendo eso en directo, como ocurría en Bloody Sunday y es una lástima porque de haber logrado convencer y mantener la sensación que nos transmite en las citadas localizaciones, si que nos encontraríamos ante la mejor o una de las mejores películas del año.
No obstante es una gran e interesante película.
PD. Tengo ganas de ver la de Oliver Stone.
PD.2: Espero poder ir a Escorto y así conocernos.
EFESOR -
Juan -
Joder, a ver si hacen una con el 11-M. Porque aquí también hay agujeros en la investigación para dar y tomar.
Saludos
Raúl Cerezo -