ORO
Uno, todo lo que toco lo convierto en oro.
Mi vejiga esta llena de ilusiones extranjeras, así que no pierdo el tiempo en averiguar a que huelen los días, el sabor de la piel de esas horas que no deseo compartir con casi nadie.
-!Que bien hueles!
Te resulto gracioso y me has confundido con otro.
¿Sabes?, Tu cara me suena. En todas las fotos del mundo sonríen niños con tu cara, niños rubios, niños morenos, niños gordos o flacos, niños sujetos a sus gafas o niños agarrados a adultos envenenados. ¿Te vienes a mi casa?
Esta historia es una locura, no debería continuar. Escribiré únicamente si me dejáis miraros y hablaros desde la cumbre de la felicidad, por encima de mis hombros bronceados por los flujos lunares del número dos:
Dos, todo lo que toco lo convierto en oro.
Aparcas el AUDI que te regaló tu papi constructor. Y quieres ser famosa, salir en la tele, haciendo o diciendo lo que sea. Te comerías todas las pollas que se interpusieran en tu sueño putrefacto. Sudemos más, manchemos felizmente tardes verdaderas demasiado limpias, estrujemos todos los sentimientos que se atrevan a llevarnos la contraria. Sonríe, no te vistas aun, no hables, únicamente sonríe y permíteme pintar de nuevo el sótano de tu corazón triste con mi brocha dorada. Prometo no descubrir tus secretos ni leer tus cartas. Tu diario me la trae floja. Resúmemelo todo si te empeñas, que yo me lo beberé después en un batido y en tan solo dos sorbos. Me beberé todas tus conversaciones de ascensor, tus patéticas conclusiones si tú me prometes que tu aburrida vida no me sabrá a plátano pasado. Odio el plátano pasado. Ya solo el olor a plátano pasado pesa en mi ánimo como una hormigonera. Me pides que te abofetee, que te haga daño. Te has dejado tus botas de boutique puestas. Me recuerdas a todas esas otras pijas, insulsas y vacías, a esas amigas tuyas, afiliadas a las pastillas y a la coca de los baños de esas discotecas de ciudad con nombres tan estúpidamente exóticos como burdeles colombianos.
¿Tres?
Tres, todo lo que toco lo convierto en oro.
-¡Me acostaría con todas vosotras en este virado en sepia que me producen las Yellow!
Grita un amigo mío lamiéndole la espina dorsal a una tía ahogada en garrafón de lujo. Me acostaría con todas vosotras por motivos tan variados como postres en un restaurante de cinco tenedores. Me acostaría con todas vosotras muy despacito, con mogollón de cariño. Os pediría perdón por cosas que desconocéis por completo, os leería textos inventados sobre vuestras espaldas de cisne enfermo. Os acariciaría con tacto de porcelana, os sedaría con besos de olvido. Bebería de vuestras lágrimas, comería de vuestras sonrisas como un vampiro triste.
Me visto y apago la tele. Huele a tabaco, alcohol y sexo. Te dejo desnuda en el sillón.
-¿Te vas a ir sin desayunar?
-Yo nunca desayuno.
Dos aspirinas y un cortado en un bar de viejos. Una pequeña tele anuncia la llegada de nuevas pateras a las costas del sur. Un sorbo, dos sorbos, tres sorbos, ¿y ahora? ...
Ahora vuelta a empezar. Ahora vomitemos la puesta de sol más bella para todos nuestros enemigos. Os quiero a todos. Os odio a todos. Vendréis a la puerta de entrada a darme la bienvenida con vuestras sonrisas de plástico, mientras yo, apoyado en la puerta de atrás, terminaré de beberme el licor milagroso de todas nuestras despedidas.
Iván Sáinz-Pardo
"Al final del arco iris"
©-N333042/00
6 comentarios
Chufo -
Pd: Vi el laberinto de Simone en una sesión de cortos y me quedé pegado.
Exagerada -
jim-box -
Ybris -
Tus palabras convertidas en oro.
Polvo de oro que fluye ante mis ojos.
Gracias.
Rubin -
Un abrazus extrematurensis
Josmachine -
Gracias por compartirlo.