EL PLATÓ VACÍO
Sorin, nuestro nuevo director de fotografía, tuvo que marcharse de Berlín hace dos días y vuelve de Munich esta noche, ya directo al rodaje, sin conocer sin tan siquiera a su asistente y habiéndose perdido los últimos preparativos. Rodamos en Super 16, sin tiempo tampoco para tests ni nada parecido.
El primer guión literario definitivo se ha repartido hace un rato, tan solo 10 horas antes del rodaje. Esta tarde mi asistente, Bárbara, y yo, aún discutíamos con los productores sobre el concepto y sobre los interminables cambios en el guión, con un guión técnico supuestamente cerrado y ya sin tiempo alguno para reaccionar. Aun así, ya de vuelta en mi apartamento, de repente, me he descubierto delante del espejo, ojeroso, sonriente, en trance, mascando una mueca extraña, enturbiado con esa sensación de placer y agotamiento que nos regala la adrenalina de cada uno de esos malditos e inesperados rodajes suicidas. Esos rodajes que consiguen desesperarnos, casi destruirnos y a la vez, despertar ese trasfondo oscuro y masoquista que los directores, a veces, también echamos extrañamente de menos.
3 comentarios
e. -
Ahí nos cuentas...
Besos, e.
kris -
Ruth -