-¿Que tal, Iván?
-Muy bien, tío. ¿Sabes? Ayer estuve con Lucy en la opera.
-¿En la opera?
-Sí, en el Liceo. Nos vimos Semiramide de Gioachino Rossini.
-No sabía que te gustaba la opera.
-Ni yo tampoco. Ha sido la primera vez.
-¿Y que tal?
-No me gusta la opera.
-¿De que iba?
-Ni idea. El protagonista era una señora gorda y enana con pinta de portera, vestida de traje e interpretando el papel de un hombre. Eso sí, con una voz portentosa.
-¿Y por que no interpreta ese papel mejor un hombre de verdad?
-Al parecer, antiguamente, el papel era interpretado por un castrati, pero ahora los tenores sin huevos deben de cotizarse demasiado caros. Y claro, cuando para empezar, el héroe de la contienda se parece al Dani de Vito de Twins pero con peluca, pues ya corta mucho el rollo.
Tío, ¿recuerdas la segunda parte de Matrix? ¿Los tíos aquellos de rastas rubias y traje blanco? Pues había una veintena de ellos moviéndose como autómatas por ahí. También un par de paisanos disfrazados de corredores de bolsa americanos en las Bahamas, unas tías vestidas de azafatas de vuelo, varios sargentos de las fuerzas armadas iraquíes, unas hawaianas con sus coronas de flores y todo, un tío vestido de Man in Black y todo ello presentado en un escenario futurista al estilo congreso de las naciones unidas 2030.
-Pobre Rossini. ¿Y de que iba la movida?
-Ni idea, allí no pasaba nada de nada, todos deambulaban por separado o en grupo, cantaban en italiano y, mientras, lo subtitulaban a la vez en una pantalla al catalán.
-Joder, que horror.
-Ya te digo. Lo más emocionante fue la pedorreta que se le escapó a la señora que tenía sentada al lado tratando de reprimirse un estornudo.
-Madre mía, y tu pobrecito dos horas enteras allí sentado.
-¿Dos horas dices?
-Cuatro horas, tío, duró cuatro horas enteritas.
-¿Cuatro horas? ¿Y que hiciste en todo ese tiempo?
-Pues mira, me emocioné un rato al principio, me aburrí después, luego pensé en ciento de cosas, me fijé en la orquesta, en la tapicería, después en todos los detalles del Liceo por dentro, después di una cabezada, luego pillé un molesto dolor de cabeza, se me pasó, aplaudí un poco, me pregunté como iría el Atlético de Madrid, se me durmió una pierna, luego me imaginé gritando: ¡Libertad! y saltando desde el balcón en caída libre, luego di otra cabezada, después disfruté brevemente del principio del segundo acto, entonces me volvió el dolor de cabeza, pensé un buen rato en el guión de Ainhoa hasta que se me durmió la otra pierna, observé como dormía Lucy, aplaudí otro poco, me imaginé comiéndome los restos de pollo que tenemos en la nevera, entonces deseé que mataran cruelmente y de una santa vez a la gorda vestida de tío, hasta que al final, allí terminaron por matar a otra diva que también andaba por allí y ya nos pudimos ir.
Vamos, todo fenomenal. Y tú, ¿Qué tal anoche?
-Quitando la resaca y el ojo morado muy bien.
¿El ojo morado?
-Si. Lo tengo hinchado, azul y negro. Tío, ayer encontré a un chaval montado en mi bici.
-¿La que te robaron el miércoles?
-La misma. El chaval tendría unos 16 años y estaba acompañado de una tía de más o menos su misma edad. Les dije tranquilamente que aquella era mi bici y ellos se pusieron como locos.
-¿Seguro que era tu bici?
-Segurísimo. Menudo morro, estaban allí, en la misma calle en la que me la robaron. No es que no la pitaran de otro color, es que tenía hasta las mismas pegatinas.
-Que descaro. ¿Y que hiciste?
-Pues imagínate yo ahí, con una mano tirando de la bici y con la otra llamando a la poli con el móvil, hasta que aparecieron de la nada otros cuatro chavales y fue entonces cuando me faltaron al menos otras dos manos más.
Uno de ellos, sin mediar palabra, me soltó un gancho en el ojo que me derrumbé al suelo. Abrí el ojo bueno y ya habían desaparecido con mi bici.
-Que mal rollo. ¿Te duele mucho?
-Bueno, ya me he hecho hasta unas fotos. Parezco un boxeador. Creo que me da más carácter. Mola.
-Joder Dirk, eres la ostia.
-Iván, por cierto, muchas gracias por el pollo asado. Estaba buenísimo. Y aquella guarnición de verduras y patatas
increíble.
-De nada tío, ya lo repetiremos. Menudo vegetariano de pacotilla estas tú hecho. Tiene gracia, hoy también me llamaron mis suegros para felicitarme por el pollo. No se, supongo que esto viene de familia, mi padre también hace un pollo al horno de chuparse los dedos.
-¿Que haces ahora?
-Estuve leyendo un rato y ahora pensaba en escribir un post celebrando que van 25.000 visitas desde que abrí el Blog en Febrero. Ya sabes, algo así como un post donde uno reflexiona sobre el sentido y el sinsentido de tener una bitácora personal y en el que se agradecen las visitas. Pero yo que sé, que hoy no estoy muy reflexivo que digamos y, si fuera por mí, publicaría la foto de una explosión nuclear. Oye, ¿quedamos esta tarde para seguir con Ainhoa?
-Si, ¿subo yo?
-No, ya voy yo para allá. ¿Sobre las cuatro te viene bien?
-Hecho.
-Pues vale. Tengo un par de ideas buenísimas. Ya sabía yo que la opera era algo que cultivaba la inspiración.
-ja,ja
Aufwiedersehen, cachondo.
-Hasta luego Tayson.