SERPIENTES (Rescatado)
Hay semanas que son como serpientes.
Zigzaguean fugaces y solo nos dejan ver las semanas de delante desde el interior de su vientre.
Yo he tenido suerte, aún me encuentro con fuerzas y además, esta serpiente, aunque aún no lo sabe, es tonta y vegetariana.
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Marina Khalo -
EL MITO DEL SAPO Y LA SERPIENTE.
Cuenta el mito que el Sapo vivía preocupado porque tenía en su campo un rival, frente al que no tenía chances de sobrevivir: la Serpiente, símbolo de cambio constante, de la renovación, del desprendimiento de lo muerto, que en cada nuevo ciclo cambia su piel como en un nuevo nacimiento.
Mientras esta se moviera libremente, el Sapo, símbolo de lo lento, lo viejo, que vive en el pozo, con su piel rígida y durísima, caería siempre vencido frente a ella. Pero, según la leyenda, el Sapo echó mano de un recurso mágico, que funcionó de un modo desbastador. Hizo salir de su boca una baba con la que fue encerrando a la Serpiente en un circulo. Cada vez que la Serpiente intentaba pasar el borde, el Sapo, aterrorizado, escupía mas baba, y la Serpiente, literalmente, rebotó siempre contra ese límite. Una vez encerrada ahí, se acomodó a vivir dentro del círculo que el Sapo le trazó.
El final de la historia es siempre el mismo: la Serpiente, representante de lo nuevo, muere dentro del círculo que el Sapo, representante de lo viejo, le traza con su boca.
Los mitos enseñan a través de narraciones que se mantienen en el tiempo porque contienen la misma estructura que la psiquis humana. Esta imagen tan fuerte y estructural que aparece representada en el mito del Sapo y la Serpiente es la misma que nos constituye como humanos.
Para que alguien nazca, es preciso darle un lugar. Primero se le da un lugar de pensamiento, luego en la familia, en el espacio físico, en la sociedad. Se le da un nombre y se va construyendo en el una forma de pensar, una estructura.
Un círculo donde habitar y dentro del cual moverse. Así va aprendiendo de Otro como es el mundo, lo que está bien y lo que está mal, lo que se debe y lo que no se debe, y fundamentalmente lo que se puede y lo que no se puede.
Va aprendiendo como debe ser, como debe Ser para ser aceptado en el mundo de ese Otro. Para ocupar, en definitiva, lo que se nombra como Objeto de deseo del Otro.
En épocas de crisis, como la actual, para la mayoría de las personas no es fácil atraer lo necesario al círculo. Y en este sentido la crisis aparece encarnando el doble significado que le dan los chinos a esta palabra: peligro y oportunidad.
Peligro de que si nos quedamos dentro de los círculos que nos han trazado en muchos casos no podremos sobrevivir. Oportunidad en el sentido de que la crisis nos obliga a intentar salir del círculo, ampliar nuestro mundo y crear espacios propios... Pero para eso hay que desafiar al Sapo.
Es bueno preguntarse dónde se oculta el sapo, ya que desde allí teje el círculo de baba en el que quedamos atrapados sin saberlo:
Está en las creencias que creemos; en las creencias que nos frenan; en las creencias que desconocemos que creemos; en los mensajes de Otro que creemos propios; y en las construcciones mentales antiguas, inconscientes, que dirigen nuestra realidad actual, en todos los ámbitos de nuestra vida.
Fuente: Lic. Elina Duprat/Management New.
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