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EL ESCONDITE DE IVÁN

TETAS (Rescatado)

TETAS (Rescatado)

Tengo un amigo que una vez tuvo una novia...
Bueno, realmente creo que ella no era su novia, aunque quizá sí, no lo sé, en fin, el caso es que follaban y bebían whisky juntos.
Él estaba orgulloso de sus tetas, y es que ella tenía realmente un par de tetas, tan magnas y sagradas, como las campanas del Vaticano. Bueno, lo cierto es que yo nunca se las he visto más allá de lo que premitían sus perturbadores escotes, pero creo que ella también se sentía orgullosa de sus enormes y maravillosas tetas. Mi amigo estaba orgulloso de aquellas tetas, siempre erguidas, amenazantes y dispuestas a desbaratar, con cada uno de sus movimientos, las leyes del pobre Newton. Mi amigo estaba orgulloso de aquellas tetas, yo también estaba orgulloso de aquellas tetas, en realidad, era difícil para cualquiera no estar orgulloso de aquellas tetas.
Ella, a cambio, disfrutaba de las miradas de la gente. Las miradas no acarician como dos manos, ni siquiera como una sola, pero proporcionan, según parece, otro tipo de placer. Y luego también estaba el placer que le brindaban aquellos dos ojos, los de mi amigo. Ella estaba orgullosa de sus tetas y, a la vez, de los ojos de mi amigo, aquellos ojos que la miraban sin complejos, siempre con dulzura y cierta picardía.
Él, en cambio, estaba orgulloso de las tetas de ella y con eso ya tenía bastante. Podría estar orgulloso también de sus propios ojos, profundos y verdes como el mar, pero mi amigo es demasiado vago como para estar orgulloso de demasiadas cosas al mismo tiempo. Además, es de los que opinan que los tíos que se miran demasiado a sí mismos, acaban por buscar una polla que alivie el insaciable picor de sus culos. Mi amigo es de los que creen que, si los hombres llegásemos a nuestros culos con nuestras pollas, seríamos todos maricas.
Mi amigo tiene unos ojos realmente bonitos. No sé si son herencia de su padre o de su madre, ni siquiera creo que él lo sepa con certeza, porque para eso están las estúpidas visitas de esas estúpidas señoras que, cuando vienen a casa, te dicen, indistintamente las unas de las otras, que tienes los ojos de tu padre o los de tu madre. Da igual lo que tú pienses, siempre está la gorda de turno en la pescadería para confundirte con su ignorancia y sus memeces. En fin, el caso es que los dos, como digo, quedaban de vez en cuando para follar y beber whisky.
Mi amigo nunca habla de amor, tampoco habla de muchas otras cosas, la verdad es que habla bastante poco.
Ella, sin embargo, hablaba por los codos, y por las rodillas, y por las orejas, y hablaba también por la boca cuando no la tenía llena de whisky, tabaco o alguna otra cosa.
Se debieron de conocer una noche de borrachera y decidieron que, como los dos tenían cosas de las que sentir admiración mutua, y los dos estaban borrachos, sería buena idea intercambiar y compartir el whisky de sus bocas, y el de sus copas, y el de los bares que aún les quedaban por visitar, y el de los bares que visitarían en un futuro. Mi amigo, en algún momento de la noche, debió de pensar también que sería buena idea meterle a ella en uno de los servicios de señoras su polla revoltosa por algún sitio, y a ella la idea no debió disgustarle, y de esta forma comenzaron a quedar una y otra vez para disfrutar de aquel ritual.
Sin embargo, después de algunas semanas, una tarde quedaron y ella no estaba borracha. Mi amigo sí que estaba borracho, pero, claro, uno no siempre puede nadar en aguas tranquilas y templadas como las de las piscinas. No siempre las cosas están equilibradas, y aquel día, la piscina era un mar frío y oscuro de aguas revueltas.
Él le pidió un whisky, y aunque ella solía beber siempre whisky, esa tarde decidió no beber otra cosa que no fuesen mariconadas. Mariconadas con cafeína, mariconadas sin cafeína, mariconadas rojas, amarillas y blancas. Mi amigo se bebió su whisky, y el de ella, y se pidió muchos más whiskys que se bebió él solo.
Mi amigo seguía tan orgulloso como siempre de lo de siempre, y bebía whisky como siempre, y seguía teniendo unos ojos profundos y verdes como el mar, que esa tarde, sin embargo, se agitaba en torno a él, rabioso.
Mi amigo estaba borracho y quería follar, también como siempre, pero ella, con una mirada absurda y pringosa, le dijo que no volverían a hacerlo nunca más. Y creo que esto nos lleva a pensar en que nunca podemos saber, con total certeza, de qué color es la bandera que las mujeres alzan, cada día, dentro de sus cabezas. Por esto, los hombres no hacemos más que meter la pata, y únicamente somos capaces de disgustarlas una y otra vez, sin darnos cuenta. Antes o después, por muy bonitas que sean a la vez sus olas y nuestras peripecias, nos ahogamos en su playa llena de turistas de plástico y de sentimientos complejos. Todo es cuestión de tiempo.
En Inglaterra, hace no mucho, conocí a un tipo al que se lo follaba una inglesa rubia con cara de inglesa. Él la llamaba la máquina de hacer sexo, pero claro, sólo la llamaba así cuando estaba a solas con sus amigos. Con ella delante, él la llamaba por algún otro extraño nombre inglés que no recuerdo. El asunto es que, de cara al resto de la gente, solo se trataban como conocidos y apenas se hablaban. Pero luego, a veces, ella, de alguna extraña forma, le hacía llegar una señal, con la que él sabía que le estaba permitido acudir esa noche, si le apetecía, a su habitación para llevar a cabo, con el cuerpo de inglesa de aquella inglesa rubia de nombre inglés que no recuerdo, todo lo que ambos habían visto alguna vez en esas películas de vídeo de poco presupuesto y aún menos ropa. Recuerdo, que a veces, él bajaba hasta su habitación a escondidas, en calzoncillos y camiseta, con un condón, una botella de Baileys y dos copas. Al poco rato, él volvía a subir de nuevo con su condón, su botella de Baileys y sus dos copas. Entonces, me miraba así, con cara como de haber perdido un avión, y con una media sonrisa, añadía en un susurro:

-Me ha dicho que esta noche está cansada.

Una noche de ésas en las que ella sí se encontraba con fuerzas, después de sudar un rato con él, le pidió, con su amabilidad de putón verbenero inglés, que se largara a su cuarto a dormir. Después de aquello, aquel chico decidió echarse una novia formal, con la que no follaba tanto, pero al menos, podía quedarse a dormir cada noche, tranquilamente, a su lado.
En cuanto a mi otro amigo, lo cierto es que desde aquella noche no volvió a quedar nunca más con aquella chica. Nosotros, de todas formas, seguimos saliendo todavía por ahí y bebemos whisky y tequilas y cerveza y calimocho y, después, también muchas mariconadas con alcohol o sin él, de muchos colores de nombres tan absurdos como los collares de perlas de un náufrago. Aún, de vez en cuando, recordamos juntos las tetas de aquella chica, y lo cierto, es que todavía seguimos sintiéndonos bastante orgulloso de ellas.

Iván Sáinz-Pardo

"Al final del arco iris"
©-N333042/00

24 comentarios

ZF -

El post es realmente picaro y muy interesante, felicitaciones jeje, y con la lectura esta, pues me senti orgulloso de ellas tmb, jeje bueno q buena lectura... gracias un abrazo
PD: Io no me lavo las manos ni lo haré jeje...

Laura -

Me ha gustado leerte, y tus ojos.
Te saludamos yo y mis pequeñas tetas.
;)

diegol_16@hotmail.com -

maestro idolo me gustaria conversar con tigo me encanta tu blog en especial los cortos

Ignazio -

Hola primero que nada te felizito por tu relato es exelente. Eres un escritor nato y con mucho talento.
por otro lado aprobecho a decir que me gustaria conoser gente de cualquier parte del mundo ( q entienda español) mi correo es ignabk@msn.com.
Saludos a todos mucha suerte.
Pd: esas tetas son LINDAS!!!

Karla -

hehe... He llegado aqui, buscando informacion en google de "tetas" hahaha!! Que bien me ha caido conocer de tus relatos, me fascinó la historia. Y creeme, las tetas, ademas de identificarnos a nosotras las mujeres de ustedes los hombres, es algo digno de admirar. Me da mucha pena de algunas que temen mostrar lo que tienen!

Besos desde Santo Domingo.

RERGXP -

Excelente amigo mio
Muy buen relato..!!

Profana -

Al igual q Gwen, llegué aquí no sé ni por qué :-s jaja pero está bueno el relato de verdad, escribes muy bien, logras hacer que uno se meta en la historia y cree su propia película por decirlo de alguna manera.

quien mas -

me encantan esas tetas

jenelle -

Oye, una pregunta ¿Cómo conseguiste esa foto? Por pura curiosidad...

........ -

jajaja mostraste las tetas de tu propia hermana cecilia!!!!!!!

Mª Jose -

Estoy en el conocimiento de afirmar que no le perdiste permiso a la dueña de esas tetas para colgar esta foto en internet. Yo de ti la quitaria de la paguina, podria traerte problemas.

Kalo -

Me gustan las tetas y los relatos con tetas... lo que no me gustan son esos machistas que tratan a las mujeres como objetos vacios

Gwen -

valla!! me he encontrado con este sitio casi sin querer, me gusta mucho como relatas
saludos

e. -

¡Qué bueno estuvo!
Besitos que llegan tantito tarde pero con las mismas ganas! e.

ana aydillo -

Estas tetas tienen lo que los medicos llaman \"gigantismo\"...las mujeres no siempre somos tan \"complicadas\" , no mennos que los homres, es cuestion de no ser vagos y hablar.

Daniel de Canada -

Perdon, este computador esta re-lento y mando varias veces el comentario. Por favor borra las que sobran. uppss..:)

Daniel de Canada -

Que viaje tan bacano (chevere) que es leerte, como se mete uno en la historia y la disfruta, alguien me dijo un dia que era mejor leer algo que verlo en una pelicula pues con las letras podias ver cosas que el lente no muestra, creo que con tus escritos se logra esto...Por cierto tengo un amigo artista que vive en Barcelona que esta haciendo algo de efectos para cine y me gustaria que conocieras, su correo es barcoblanco@starmedia.com se llama Julian. Un abrazo.

alzhu -

Simplemente genial. Me he reído y me he sentido tan orgullosa de las tetas de esa señorita...

bai -

Qué bien escribes, Divino.

Ah, las mujeres son tan complicadas como lo son los hombres sólo que, además de ojos bellos y profundos, tienen tetas. Y claro, eso siempre desconcierta ;-))

Te beso, guapo.

PD: Tengo un montón de palabras, sueños, furgonetas y cuadros dando vueltas por la cabeza... Estoy por hacer un post con la mezcla.

REFO -

Ay... relaciones, mujeres, tetas, whisky.

Qué relato más completo, amigo Iván.

Yo nunca le di demasiada importancia a las tetas. hasta hace poco.

Un abrazo.

Maria Cielo -

No trates de entender a las mujeres... Ni nosotras mismas nos entendemos... (Aunque, claro, hay algunas más complicadas que otras)
Siguen admirándome tus letras.

Mata -

Te ha salido un post redondo, quizás demasiado, jeje. A mi siempre me preocupaba que me crecieran demasiado porque creo que deben estar en armonia con el resto del cuerpo y no sobresalir en exceso sobre él (afortunadamente se quedaron donde deseaba). Ahora estas modas de ponerse globos por tetas me parece una barbaridad.
Si se me admite una sugerencia a Monocamy decirle que cada vez que veo esa fotito tuya me pareces en ella un poquito gay, ya se que no lo eres y tampoco es una ofensa si lo fueras, pero llevo tiempo reprimiendo el impulso de decirtelo. Espero no te siente mal, es tan solo una observación sin ánimo de nada.
Un saludo a todos. Feliz findeee!!

Jacko -

Preciosas tetas, aunque bueno... las he visto mejores, con todos mis respetos hacia ese orgullo público del que hablas. :P

monocamy -

Me siento muy orgulloso de este post que has hecho, entretenido, picantón y con las tautologías estratégicamente colocadas.

Lo cual no significa, necesariamente, que (por simpatía) me sienta orgulloso también de las tetas.

Lo cual, a su vez, tampoco significa, necesariamente, que las obvie.

Vamos, que no sé qué rayos hacer con las tetas. De hecho creo que ahí están muy bien puestas, así que me lavo las manos, hala. No he dicho ná. :P

P.D.
bueno... las manos las lavo más tarde, mejor...

:O