BAJO LA NOCHE ABIERTA
Hoy busqué sobrevivir a mi destrucción y sin pretenderlo, me vendí a la necesidad de volverte a encontrar.
Esta noche perseguiré las huellas intactas de nuestras caricias, retomaré el recuerdo de aquellas mentiras oportunas y consentidas.
No te olvidaré nunca. Decías. Pero ya no estas aquí, y únicamente queda la mirada atrás, arrastrándose a gatas por el pasado. Por nuestro pasado juntos, cuando jugábamos a la autodestrucción, al derroche, regocijándonos felices en el letargo de nuestro propio fin, cuando nos amamos sin pensar demasiado. Y recuerdo aquel silencio antes del adiós, como pálida catarata de extraños murmullos, y cada una de tus palabras exactas, calculadas, desangrándose por mi cuello inclinado.
Buscándote, bajo la noche abierta, sonrío una vez más al recordar instantes como aquellos, en los que, para bien o para mal, compartí felicidad y agonía, los últimos momentos verdaderos de un ángel caído.
Iván Sáinz-Pardo
"El sendero de la oveja negra"
N 33042/1997
R.P.I: VA-1329
9 comentarios
Cecilia -
Nublo -
Su -
"Nunca" suele resultar demasiado tiempo para hacer promesas, no obstante, los nunca y los siempre, en el amor son bonitos.
Un saludo
yosigoaqui- -
amanda -
Ybris -
Y, quizás, al deseo del reencuentro.
Ese reencuentro que necesitamos para sobrevivir a la propia destrucción.
Un abrazo.
Maga -
Esa palabra, así, me ha desgarrado por dentro. Porque siempre nos duelen las cosas más pequeñas...
Gracias por la visita y por los cumplidos a mi pequeño mundo (pequeño, y que duele, ya sabes).
Encantada de conocer tu escondite. Volveré.
ÍO -
NaT -