MI ENEMIGA LUNA
Nuestras verdaderas intenciones, a veces, se tatúan sobre la mano, en contradicción universal, en necesidad vital e imprescindible. Brotan gemelas y enfrentadas en el jardín de nuestra palma. Y también a veces, tan solo a veces, sentimos claudicar y gritamos, con gesto débil, mudo, rogando a penas con las ramificaciones ancladas al corazón, con el alma cansada y ciega.
Mi enemiga Luna, tú fuiste antes de ser y volviste para inventar un secreto, simétrico, infinito y después susurrármelo:
Nuestras verdaderas intenciones existen, junto a los sueños y las fantasías. Nuestro camino no es una huida, es un viaje con las palabras, más allá aún de donde nuestros pies nos puedan aventurar, para recordarnos quizás, que vivir no es tan solo respirar, ni morir únicamente un viaje de corales y sal.
Volverás a hacerlo, aunque para conquistar tu sonrisa me tenga que inventar el cuento, la escalera y matar a la luna. Después marcho, mi amigo Sol esta esperando.
Iván Sáinz-Pardo
"La ira dormida" ©2007
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