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EL ESCONDITE DE IVÁN

SOLO

SOLO

Salgo al exterior. Las luces de la calle degollan mis retinas. Acelero el paso. La orina recorre, cálida, mis pantorrillas. Me rebusco en los bolsillos. Encuentro una llave oxidada. Se que llego tarde. No se a donde. Nadie lo sabe. Cuento hasta diez. Pienso en ti. Fuiste el único seis en mi dado repleto de unos. Fuiste el hermoso preámbulo de todas mis derrotas. No me pregunto. Preguntarme es lo mismo que quitarme el torniquete. Tampoco me detengo. Detenerme es lo mismo que reconocer llevar toda la vida huyendo.

Iván Sáinz-Pardo
"La ira dormida" ©2008

5 comentarios

Aljana -

¿Y que hacer cuando necesitas estar sólo y no puedes? ¿Cuando ansías poder vivir según tus impulsos y hay algo que te axfisia y bloquea el alma? Quizás deba conformarme con sobrevivir y sellar mis labios para contener la desesperación.

Ivan -

Siempre me ha gustado disfrutar de la soledad. La soledad entendida como una apacible convivencia con nosotros mismos es un privilegio y una virtud.

Saludos

kris -

Nacemos solos, vivimos solos y morimos solos. No se ha de temer la soledad, es una opción...aunque como bien dice Carmen Alborch en su novela "Solas", "no por elegir estar solo se és militante de la soledad, simplemente es que es mejor que estar mal acompañado"

Ruth -

Yo siempre llegaba tarde hasta que decidí dejar de medir el tiempo.

Marina Khalo -

BRUNO MONTANÉ KREBS
Sólo

" Sólo en la ráfaga de brisa
que atraviesa el circo,
sólo en los andenes flotantes
donde todo se espera.
Sólo en una porción de silencio
cada vez más reducida; sólo frente a
cualquier figura de simultaneidad.
Sólo en el abrazo.
Cuando la soledad sigue siendo
esa emoción primitiva con sus
sigilosos pasos entre las montañas
de desechos dónde ya no es sino
su propio vacío. "