COCO (Rescatado)
Bellísimas formas se apoderan de mí esta noche, cuando el silencio es fértil y poderoso. Cuando el silencio habla por los dos, cuando tú te muestras tan linda y yo te añoro aún antes de tus ausencias.
Invencibles los temblores de la pasión inesperada y el descubrimiento, cuando la noche graba nuestros nombres en sus mensajes estelares y nos premia con sus fragancias absolutas. Y el mar está aquí con nosotros, abrazado a la brisa que lo mece y le da vida, lamiéndonos de espuma y sal los pies descalzos.
La luna le susurra al mar un cuento, y tú y yo mi amor, somos los protagonistas. Porque nuestro pasado y nuestro futuro son la carne que nos ciega y nos acorrala, devorando a dentelladas nuestro presente, nuestros nombres, nuestra cordura.
Bellísimas formas se postraron ante mí y algo me detuvo. Algo parecido al miedo a pensar que quizá todo fue demasiado sencillo. Quisiera haberte tenido conmigo mucho antes. Quisiera no haber arruinado mi alma tan temprano. El viento ahora no nos susurraría amargos e injustos alegatos sobre nuestra infelicidad, y tú me preguntas:
-¿Sobrevivirás al infinito de mis lágrimas?
Y yo te besaré entonces, para devorarte como se devoran los animales, en silencio, ausentes de racionalismo y falsa poesía.
Nuestra verdad no nos pertenece. Nuestra verdad vive tan lejos de nosotros como lo hacen la tierra del cielo. Nuestra mentira no nos pertenece. Nuestra mentira son centímetros de carne entrelazada. Nuestros labios curtidos por el mar se buscan a ciegas. Yo me pregunto si eres mía, y tú, mientras, sólo puedes mirar hacia dentro, porque tu alma es un balcón con patio interior y muchas vecinas para espiar.
Cierra tus ojos y siente el escalofrío de caer lentamente. Te hará llorar. Llorarás, llorarás sin motivos. Llorarás sin saber muy bien porqué, y tu piel y mi piel, serán la piel de un mismo Dios. Siéntete música, canción de cuna, porque en realidad únicamente somos notas y acordes de la vida.
Bellísimas formas nos descalifican y nos restan arrogancia.
Sé que la luna es el ombligo de la noche y los lunares las estrellas de tu vientre hinchado. Porque, ¿sabes?, sólo deseo hundirme en tu vientre, acercarme a él y abrazarme a su miedo, a su inocencia, a esa fragilidad que nos une y nos separa.
No quiero discutir más contigo, malvender y ridiculizar más nuestros secretos. No sé quién nos enseñó a conspirar contra nosotros mismos, a traicionar nuestras promesas e ilusiones. Quiero cerrar los ojos y aprender a vivir de nuevo, y quiero que sea a tu lado y al de nuestro hijo.
Bellísimas formas se nos escapan, como la arena entre los dedos de un gigante, y nuestras carencias nos fatigan. No entiendo cómo pude hacer de ti, mi amor, mi enemiga.
No dormirá la noche si su cuento le llena de espantos, no dormirá la noche sin eternidad ni pactos. Pactemos pues una tregua, bebamos de nuestras grietas, construyamos juntos un templo de esperanza que nos enseñe el camino del no enfrentamiento.
Quizá nuestro amor nunca llegue a ser perfecto o infinito, como tampoco lo es el mar, acotado por orillas y montañas. Quizá tu vientre tierra, tu vientre agua, tu vientre fuego, tu vientre amor, recoja todo lo que el tiempo nos ha permitido reunir en la comunión de nuestras solitarias almas. Nada es fácil para ti, nada es fácil para mí, pero lo nuestro no puede morir si en el fondo nos amamos como lo hacemos. Unas pocas semanas más y nuestra ansiedad se consumirá por sí sola. Unos cuantos días más y nuestros ojos permitirán que nos volvamos a ver como antes.
Bellísimas formas y un nuevo pretexto para amarte, porque en realidad es lo único que deseo hacer. Porque la vida no entiende de estrategias anónimas, todas son personales y con nombres propios. Todas ellas son válidas cuando la misión principal es la felicidad.
Aquí junto al mar, mi amor, sellemos una tregua que nos permita respirar, no quiero vagabundear más en nuestro fracaso. Y tu me preguntas qué es lo que pienso, y yo guardo silencio y te beso despacio, mientras siento que estos instantes que nos rodean, esta noche, este mar y esta brisa atemporal, con su complicidad, nos han devuelto la visibilidad en el camino hacia la ternura y también una especie de esperanzadora plenitud.
Y tú me preguntas qué es lo que pienso, y yo únicamente consigo pensar en mi amor verdadero hacia ti y hacia nuestro hijo, mientras te observo tan preñada y tan hermosa, y al oído, te susurro:
-Mi amor, volvamos a casa.
Iván Sáinz-Pardo
"Al final del arco iris"
©-N333042/00
4 comentarios
Marina Khalo -
lejos y azul,
y diminuto y mudo,
un bello compañero que te dio su alegría,
y no te dice adiós, pues no ha de recordarte.
Sólo los hombres aman, y aman siempre,
aun con dificultad".
Brines, Francisco
Un abrazo, Iván
Kris -
Silviacas -
Un beso!
Sisterboy -