UN VIAJE DE CAMPEONATO
Llevo unos calzones blancos demasiado estrechos y una camiseta blanca demasiado ancha con el logo de Iberia.
Autobús desde Salamanca, dos horas y media de tren y una vez en Madrid, huelga en el Metro sin servicios mínimos. La estación de Chamartín es un caos. Tampoco hay autobuses a Barajas.
Podrías arriesgarte a ir hasta el centro y esperar a alguno de los autobuses que llevan al aeropuerto me dicen en información.
Llevo por suerte algo de tiempo antes de mi vuelo, pero primero me acerco a investigar a la parada de taxis.
El centro sigue bastante mal, acabo de recoger a un tipo que llevaba hora y cuarto esperando y viendo pasar de largo a los autobuses abarrotados al aeropuerto
Pues creo que, con los atascos, la opción de ir en taxi tampoco me la voy a poder permitir, añado.
Pues mucho peor estaba esta mañana temprano me contesta. Ahora podrías llegar al aeropuerto relativamente rápido y ya tan solo por unos 30 euros.
Ah, ¿sí?, pues espéreme un segundo entonces que ahora vuelvo.
Con ciento veinte segundos de retraso regreso acompañado de tres chicas canarias que quieren volar a Barcelona, están igual de tiradas que yo y les encanta la idea de repartirnos los gastos. Tras una repentina partida al Tetris para conseguir colocar todas las maletas dentro del taxi, arrancamos dirección a la terminal 4.
Llego un par de horas antes después de todo. Fantástico, puedo tomarme un café y continuar con el libro que venía leyendo. Mi avión sale a las 4:30 y a las 19:00 podré estar en el aeropuerto de Múnich. El partido de España contra Portugal es a las 20:30. He quedado con unos amigos españoles para ir a un Biergarten a verlo con toda una tropa de españoles más en una pantalla gigante.
Sobrepeso ¿Cómo dice? Su maleta pesa 5 kg más de lo permitido.
No hay problema, saco alguna cosa y lo llevo como equipaje de mano en mi bolsa. Sospechaba que las dos mancuernas pequeñas podrían disparar el peso de mi maleta, pero quiero llevarlas y dejarlas en Munich. Delante de la azafata saco una de las mancuernas y la meto en mi bolsa. Perfecto. Ella sonríe y yo marcho a pasar el control de seguridad. Lo he hecho miles de veces, pero nunca antes había visto una cola semejante.
Casi cuarenta minutos más tarde y con cara de puré de patata, me voy quitando el cinturón, los zapatos esta vez no será necesario, llevo pantalón corto y sandalias. Sobre una bandeja dejo el móvil, el portátil, el disco duro, el USB stick, las monedas, el reloj, cuidado con los chicles que a veces pitan, también hay que beberse el agüita toda de un trago y
¿Puede abrir por favor la bolsa?
Delante mío un guardia civil de dos metros, gordito y con cara de bonachón que me informa amablemente de que la pequeña mancuerna no puede pasar. Le pido explicaciones. Es un objeto contundente
¿Y el portátil no lo es? ¿Y un paraguas? Le pido que me enseñe las normas donde venga estipulado que una mancuerna de 5 kg es un objeto prohibido. Me trae un prospecto: Bates de beisbol, nunchacos, cuchillos y por supuesto nada de mancuernas. Le digo que no tiene ningun derecho a no dejarme pasar. Incluso le ofrezco la posibilidad de que dejen la mancuernita en la parte delantera del avión para evitar el riesgo de que secuestre el avión con ella o me ponga a entrenar los bíceps en mitad del pasillo.
Lo siento mucho son las reglas, pero puede poner una reclamación si quiere o puede volver a salir, reclamar su maleta de nuevo y volver a pasar el control."
Miro el reloj y comienzo a ponerme nervioso.
Lo mejor es que le tiremos la mancuerna si no quiere perder su avión
Vamos a ver, escúcheme un momento. ¿Me quiere tratar de convencer, así, como si yo fuese retardado mental, de que ustedes me pueden tirar a la basura esta mancuerna que no es suya porque supuestamente se trata de un objeto contundente y en cambio, una vez ya dentro de la zona de embarque, ustedes si nos pueden vender sin ningún problema, con una sonrisa y a un precio insultante una botella de cristal de dos litros de whisky? ¿Y si le abro contundentemente la cabeza al piloto con ella?
¿Quiere poner una reclamación?
Salgo del control y vuelvo a hablar con la azafata. La cosa pinta mal. Con cara de circunstancias me hace saber que recuperar mi maleta, sacar algo de ropa para compensar, meter la puta mancuerna dentro, volver a facturar, esperar la cola, pasar el maldito control de nuevo y llegar a la puerta de embarque me puede llevar casi hora y media.
Salgo corriendo y, milagrosamente y sudando como un pollo en un horno, me presento 50 minutos más tarde de nuevo delante de su mostrador. Facturo la maleta, me cuelo para no esperar en el control, corro de nuevo a la puerta de embarque con el tiempo justo y por megafonía informan desde Iberia que mi vuelo tiene media hora de retraso.
Me entra la risa floja, pero claro, tratándose de Iberia, lo raro hubiera sido perder el avión porque este salga puntualmente.
Concentración. Ahora el tema es llegar a tiempo para ver el partido. Comienzo a echar cálculos mientras vuelven a comunicar por megafonía que el retraso será finalmente de una hora. Tanta prisa para ¿Y el partido?
Ya en el avión se disculpan por el retraso y, aunque el viaje se alargará a tres horas y media con el retraso, no nos ofrecen ni agua. ¿Quiere comprar colonia? ¿Algo de nuestro menú a precio de atraco a mano armada?
Yo saco el libro, leo, dormito, leo, dormito y miro el reloj. Si mi maleta sale de las primeras, aún puedo estar a las ocho y diez fuera. Julia me vendrá a buscar en coche y si le damos al gas y encontramos un sitio donde aparcar, podemos estar en el Biergarten habiéndonos perdido solo diez o quince minutos del partido de octavos.
Veo llegar por la cinta una maleta gris, es la mía, es la mía, es la mía No, no lo es. Mientras, ya suena el himno español en las teles de plasma de la sala de recogidas. Miro el reloj, comienza el partido y veo como la cinta se para. Solo quedo yo. No me lo puedo creer. Voy a ventanilla, relleno un formulario, me dan un neceser con un kit práctico.
Discúlpenos, pero hemos extraviado su maleta
Para cuando por fin entramos por la puerta del Biergarten ya comenzaba la segunda parte.
Hoy llevo unos calzones blancos demasiado estrechos y una camiseta blanca demasiado ancha con el logo de Iberia. Todas mis cosas están en mi maleta que aún no ha llegado. No me importa, aún retumba en mi cabeza la alegría del gol de Villa ayer, los gritos entusiastas, los abrazos eufóricos de cientos de personas venerando el rojo y amarillo en la fugaz y absurda ilusión de que, a pesar de todas las cosas, nuestro bendito mundo marcha bien.
15 comentarios
Kris -
Eva F. -
Besos
La Guionista Reflexiva -
IVAN -
Los calzones apretados y la camisata gigante con el logo de Iberia me las dieron en un kit de supervivencia cuando perdieron mi maleta. Volar lo hice de paisano.
Y en un comentario arriba ya informo de que me ha llegado la maleta, por los pelos, pero me ha llegado. Un placer leerte de nuevo y aunar latitudes con vos.
Furió, otro beso sin chapapote.
Marina Khalo -
Infórmanos del encuentro con tu maleta, si es que todavía desconsolada, orbita por espacios aéreos.
Un abrazo
Eva F. -
Beso oceánico....
IVAN -
Beso
-Por cierto, anoche cuando entraba por la puerta, una mujer se despedia y ya me dejaba una maleta negra de algun otro inafortunado cliente. La pedí explicaciones cuando ya se marchaba con mi maleta en su furgoneta. Que desastre. Aclaré la nueva confusión y por fin tengo la maleta aquí. Ciencia ficción, ¿verdad?
Eva F. -
IVAN -
REFO -
Me he descojonado y sentido identificado.
Espero que recuperes tu maleta. Me encanta ese sentido de la disciplina para 'Schmerzloss'. Eres grande.
Te quiero un montón. Pásalo bien, monta mejor el corto y saluda a Dirk y a Julia de mi parte.
Se te echó de menos ayer. Aquí las cosas fueron igual de emocionantes, pero mucho más relajadas.
Un abrazo!
IVAN -
Un besazo.
IVAN -
-Juan, tambien aquí te digo que muchisimas felicidades. A ver cuando vuelvo a pisar por pucela.
Kris -
Juan -
Un abrazote!
Daniel Romero -
¡Un abrazo!