INVASIÓN
La conjura siempre sonríe, seduce, invita. Se bambolea en destellos atractivos, flirtea con labios abiertos y ojos cerrados, con manos abiertas y botas de cuero.
No son ciudadanos, no son personas, son manada, una camada de malnacidos, de almas deformes, con rostros de conejo, extremidades reptiles y sonrisas petrificadas.
Llegaron guiados por el sol, nos visitaron por azar, ni siquiera existió nunca un plan para la invasión. Entraron por la puerta dimensional, se asomaron en un despiste en el espacio-tiempo, miraron con hastío por la mirilla a través del agujero de gusano. Allí estábamos nosotros, sujetos a un susurro cósmico, a universos mentales inexistentes, aletargados en la ignorancia de creer en la gran mentira de la humanidad, en la estupidez de creer que, la bombilla contra la que chocamos como polillas tristes, era una estrella dueña de todo un sistema solar. Allí estábamos inventando palabras, sueños, contenidos, jugando con cartas amañadas, creyendo saberlo todo sobre la nada.
Inventamos coronas, mitos, dioses y credos. Construíamos civilización a base de escupirnos en la cara una y otra vez adorando al viento, hipotecándonos al sonido de las trompetas del apocalípsis y para todo ello construíamos escaleras al cielo, enormes cristaleras de colores, escribíamos fábulas alrededor del fuego en el que quemábamos y destruíamos todos lo que nos acercaba a la verdad.
Y ellos llegaron sin avisar, aunque no hubiera importado lo contrario pues ya eramos presa de la confusión mucho antes de aquel día. Y no hubiera importado si hubiese sido una noche, un minuto, un segundo o una fracción casi invisible. La conjura nos observó haciendo equilibrios confiados en una red inexistente, esperando ver que pasaba, no nos preguntaron, al fin y al cabo solo eramos una fugaz plaga, un experimento fallido, mala hierba, un manchón, una neblina espontánea en la claridad eterna.
Iván Sáinz-Pardo© 2014
"En la avioneta sobró un sitio" Iván Sáinz-Pardo
Estreno verano 2014 en Amazon
0 comentarios