ISRAEL
En el mundo hay hombres buenos y hombres que no lo son.
La amistad verdadera se alimenta de una calidad humana muy especial y es un don, una virtud de la que únicamente pueden disfrutar estos primeros.
La amistad verdadera se reconoce al instante. Es más que un flechazo. Vive en nosotros de forma independiente. La amistad verdadera es un bien, una virtud, un lujo. Y por lo tanto no esta al alcance de todo el mundo. Pero a diferencia de otras muchas cosas en esta vida, la amistad verdadera no se puede comprar, alquilar, vender, prestar...
La amistad es algo imparable. La amistad es invencible cuando hay admiración mutua, respeto, generosidad, intuición, cuando se tiene fe y confianza en el otro, cuando es de verdad.
Y las amistades de verdad no se forjan, tampoco se hacen. Las amistades verdaderas nacen, suceden, ocurren.
Pero la amistad es también una oportunidad, una aventura. Un viaje. Es compartir nuestra mochila, muchas veces también nuestro espacio. Es ofrecer, entregar por placer, sin esperar nada concreto a cambio.
La amistad es como una bola de tenis, la compartimos, cada uno en nuestro lado. Va y viene, por que la amistad es un dar y recibir. La amistad es como una bola de tenis que cada vez nos encuentra en una posición distinta en la pista, por que la vida nos lleva de un lado a otro, a veces incluso nos vapulea. Y es seguir esforzándonos por estar ahí siempre esperandola en su sitio.
La amistad es una capacidad, la de poder seguir sorprendiendo cada vez. La capacidad de demostrar, ilusionar, motivar. La capacidad de dar un paso adelante, de saber estar ahí, de poder abrirse, de ayudar y aprender a compartir los momentos verdaderos.
La amistad es comunicación, espontaneidad, una palabra, un gesto. Es separarse, volver a encontrarse. Es sufrir cuando el otro sufre. Es compartir la misma sonrisa, la naturalidad de sentirse cerca a pesar de las distancias en el tiempo y en el espacio, y es poder volver a ser, sin esfuerzo, y cada una de las veces, uno mismo.
La amistad es ante todo amor. Por que en realidad las dos cosas son solo una misma.
Este post va dedicado este mes a uno de esos hombre buenos. Un amigo de verdad a quien quiero y admiro muchísimo y que además justo ahora comienza una nueva etapa en su vida. Desde este escondite, mi querido Israel, quiero recordarte lo orgulloso que me siento de ser tu amigo. Desde este rincón quiero aprovechar para felicitaros de nuevo a tí y a Carol por vuestra reciente boda, y desearos de corazón toda la suerte y toda la felicidad del mundo.
La amistad verdadera se alimenta de una calidad humana muy especial y es un don, una virtud de la que únicamente pueden disfrutar estos primeros.
La amistad verdadera se reconoce al instante. Es más que un flechazo. Vive en nosotros de forma independiente. La amistad verdadera es un bien, una virtud, un lujo. Y por lo tanto no esta al alcance de todo el mundo. Pero a diferencia de otras muchas cosas en esta vida, la amistad verdadera no se puede comprar, alquilar, vender, prestar...
La amistad es algo imparable. La amistad es invencible cuando hay admiración mutua, respeto, generosidad, intuición, cuando se tiene fe y confianza en el otro, cuando es de verdad.
Y las amistades de verdad no se forjan, tampoco se hacen. Las amistades verdaderas nacen, suceden, ocurren.
Pero la amistad es también una oportunidad, una aventura. Un viaje. Es compartir nuestra mochila, muchas veces también nuestro espacio. Es ofrecer, entregar por placer, sin esperar nada concreto a cambio.
La amistad es como una bola de tenis, la compartimos, cada uno en nuestro lado. Va y viene, por que la amistad es un dar y recibir. La amistad es como una bola de tenis que cada vez nos encuentra en una posición distinta en la pista, por que la vida nos lleva de un lado a otro, a veces incluso nos vapulea. Y es seguir esforzándonos por estar ahí siempre esperandola en su sitio.
La amistad es una capacidad, la de poder seguir sorprendiendo cada vez. La capacidad de demostrar, ilusionar, motivar. La capacidad de dar un paso adelante, de saber estar ahí, de poder abrirse, de ayudar y aprender a compartir los momentos verdaderos.
La amistad es comunicación, espontaneidad, una palabra, un gesto. Es separarse, volver a encontrarse. Es sufrir cuando el otro sufre. Es compartir la misma sonrisa, la naturalidad de sentirse cerca a pesar de las distancias en el tiempo y en el espacio, y es poder volver a ser, sin esfuerzo, y cada una de las veces, uno mismo.
La amistad es ante todo amor. Por que en realidad las dos cosas son solo una misma.
Este post va dedicado este mes a uno de esos hombre buenos. Un amigo de verdad a quien quiero y admiro muchísimo y que además justo ahora comienza una nueva etapa en su vida. Desde este escondite, mi querido Israel, quiero recordarte lo orgulloso que me siento de ser tu amigo. Desde este rincón quiero aprovechar para felicitaros de nuevo a tí y a Carol por vuestra reciente boda, y desearos de corazón toda la suerte y toda la felicidad del mundo.
7 comentarios
Silvia -
Ivan: Tu definición de la amistad es delirantemente hermosa y real y me siento dichosa por haberlo comprobado bastantes veces en mi vida en la forma que tú lo defines. Otros no son tan afortunados.
karem -
Klaudya -
saluditos desde muy muy lejos
Klaudya
Bendis -
Anónimo -
ladesordenada -
Un beso.
IO -