CEMENTERIO DE ELEFANTES
He emprendido el regreso, hurgando en la noche, como un salvaje enloquecido, acechando, robándole momentos extraños al alba.
Camino solo, cansado, entre las ruinas de tus labios, persiguiendo el gemido de nuestras almas dispersas, desahuciadas, a la deriva. Tus ojos fueron siempre como ventanas en el desierto de mis días más secos.
Todo sucedió demasiado deprisa.
Lo que nos une nos divide, para transformamos en meros daños colaterales de una guerra que nunca nos fue ajena del todo.
Busco un alivio milagroso con sabor a días felices para esta herida abierta. Trato de seguir nuestras pisadas, recuperar todo lo andado. Atravieso los restos de nuestra propia civilización, extinguida. Presencio con horror el genocidio de nuestra complicidad, nuestras palabras de amor convertidas en trémulos cadáveres. Los huesos blanquecinos de aquella antigua magia.
He llegado. Es la ley de marfil. Tan solo queda esperar, eternamente.
Iván Sáinz-Pardo
"La ira dormida" ©2006
7 comentarios
sansara -
Ojalá hubiera palabra que, diciendo lo mismo que "encantar", abarcase también sensaciones de comprensión y tristeza.
Saludos.
Marina Khalo -
Desde África hasta Asia, se abren caminos de grúas con trompas mecánicas que cambian árboles por bloques y dan con nuestros huesos en la muerte de un paisaje y una vida, difícil de recordar.
Y me siento elefanta encadenada en un circo Tailandés. Y lloro por el peligro de una especie, por la salvaje muerte. Y arranco con mis colmillos la ira irremediable del silencio tras el disparo.
ladesordenada -
Por cierto, la foto con tu sobrina es preciosa, guapísimos los dos.
Un beso.
Des.
humilde -
Daniel de Canada -
Daniel -
Lo que ayer nos unió, hoy nos.e..para
:)
Mata -
Me encanta lo que escribes y como lo escribes.
Un abrazo.