TODOS LOS NIÑOS ESTAN LOCOS
Hoy me siento tan incierto como un acierto casual. Siento la soledad del adiós que golpea sin avisar, del escorpión rodeado, del maquinista esperando en la vía muerta. Escribo rodeado de cicatrices, de marcas perecederas. Sorbo el café, acompañado por las huellas de todas aquellas palabras necesarias que nunca nos dijimos.
La repetición que menos me gusta es la que suena siempre a algo nuevo. Esa que cuenta que la locura se cura con la edad. Que los adultos son como la tos enferma vaticinando el final.
Hoy me siento solo, pensando en los días que nos separan, en los días vacíos que ahora juegan a las cartas en el jardín. Que apuestan con esos otros días que ya se transformaron en inquilinos de nuestra casa y que nunca se cansan de perder.
Dormimos pegados, como dos niños dementes, criando plantas exóticas a oscuras, para alimentar todos los sueños que ya no recordamos. Y la luz infinita regresa cada mañana, cuando tú perdiste tus gafas de sol, a propósito, para que las encontrase cualquier otro. Y es que, un buen día, decidiste repartir tu suerte con desconocidos, tu espacio interior con muebles ajenos.
Sabes que nunca conseguirás alargar la noche lo suficiente. Al menos no tanto como para lograr apagar el sol para siempre. Tú caminas con los ojos cerrados y yo nací ciego. Todas las decisiones que no tomamos mientras duraba nuestra música, serán ahora una fotosíntesis eterna, una sintonía extraña, una mudanza al cielo, alargándose, implacable. Sin un esfuerzo verdadero, honesto, nuestra felicidad se encarnará en la sonrisa de un Dios en el que no creemos; en la sonrisa forzada de un Dios confirmado en su puesto, justo un momento antes, de su inevitable despido.
Iván Sáinz-Pardo
"La ira dormida" ©2006
8 comentarios
Marina Khalo -
porque sueño yo no lo estoy
porque sueño no estoy loco\"
De la película de Jean Claude Lauzon, Leolo
Por la noche, cuando duerma la locura de los cuerdos, acomodándose sus pensamientos inamovibles como telarañas, en la desesperanza de una vida sin vida; déjame la nevera entreabierta para que no caduque en nosotros la locura del soñador. Y allí, agazapados, inventaremos, releeremos otros mundos. Queda tiempo para soñarnos. El domador de versos nos protege.
EFESOR -
monocamy -
:D
Valeria - Argentina -
Casi que leiste en mi interior...
solo que nunca las palabras fueron mi fuerte....
Muchas imagenes, si....
Tengo ganas de quedarme asi, con todas esas sensaciones...
De casualidad encontre este lugar...
Realmente será casualidad?
y nuevamente \"casi\".. tengo la certeza de que nada sucede por que si...
Rubin -
por cierto, tienes un mail (como la peli xDD)
bubi -
Mata -
Buen post(como siempre)
Saludos.
humilde -