MIEDO
Un día, tu cuerpo tiembla como un trampolín. Sabes que algo dentro de ti ha perdido definitivamente su equilibrio natural. Las tripas se retuercen, sientes vómitos y leves mareos. No puedes pensar con claridad, ni comer, ni concentrarte en lo que haces. No puedes evitar el vértigo de sentirte vulnerable, impotente ante la realidad de ser un mero espectador mientras tu vida entera se tambalea. Pero sabes que, cada una de las veces que consigues salir de nuevo a la superficie, sonriente, esa sensación siempre termina por desaparecer, para volver de nuevo a respirar feliz, para, una vez más, desear arriesgarlo absolutamente todo, como al principio, como siempre.
Iván Sáinz-Pardo
"La ira dormida" ©2006
14 comentarios
Die Efa aus München -
itziar -
bubi -
Daniel de Canada -
bai -
alzhu -
Anei -
Besos.
Anei.
Kaleidoscopeyes -
Pekisch -
y aún sabiendo que todo es un ciclo (más o menos largo) tendemos a pensar que nuestro dolor es más doloroso que el de los demás, o que nuestra incapacidad no nos dejará salir a flote. cuando siempre siempre siempre siempre, tarde o temprano, encontraremos un salvavidas en alta mar.
qué bien me viene hoy tu post!
Exagerada -
humilde -
Mata -
Saludos animosos.
AAhh!! superinteresante el post anterior.
monocamy -
:D
IVAN -
Supongo, además, que el truco consistirá en tratar de no preocuparse en demasia.
Incorpórarse, racionalizar la situación, organízarse un momento y tratar de solucionar los problemas poco a poco y de uno en uno.
Pensaba asi, sin más, para además comentar y completar la reflexion.
Saludos