EN LA AVIONETA SOBRÓ UN SITIO
Yo, a solas, me buscaba a mí mismo a tu lado, bebía torbellinos, comía rayos y cenaba centellas, sin tener los planos, construía una avioneta para huir con ella los dos juntos.
Sembramos juntos en nuestra huerta, sin saber aún que los frutos que llegarían iban a ser condenas bajo el árbol de nuestra relación.
El buzón permanecía vacio de respuestas, la lluvia implacable mermando nuestros muros de barro. Al menos parecíamos estar bien juntos, compartiendo momentos, cerrando las fugas, tarareando la vida sin atender a las palabras.
Yo, solitario, te buscaba en los pasadizos, mientras, tú me esperabas junto a nuestro árbol con el hacha en la mano. Cavamos trincheras, alargamos pactos agónicos emplazando los compromisos de nuestro cariño.
Tú, a solas, te buscabas a ti misma a mi lado, bebías torbellinos, comías rayos y cenabas centellas y me escondías tu miedo a volar, tu miedo a compartir mi rumbo renunciando a tantas cosas.
En la avioneta sobró un sitio.
Iván Sáinz-Pardo
"En la avioneta sobró un sitio" ©2011
3 comentarios
Irasema -
Terrible cuando sobra un sitio...
Lucy -
me sigue costando tanto leer estos textos...
Un beso, L.
Marina Khalo -
humo oscuro, colmando los valles. Estos
no se distinguían ya de las llanuras. Sin
embargo, ya se iluminaban los pueblos y
sus constelaciones se contestaban. Y
también él hacía parpadear con el dedo
sus luces de posición, contestaba a los
pueblos. La tierra estaba llena de llamadas
luminosas; cada casa encendía su
estrella, frente a la inmensa noche, del
mismo modo que se vuelve un faro hacia
el mar. Todo lo que cubría una vida humana
centelleaba.
Aquellos hombres creen que su lámpara
brilla para su humilde mesa, pero alguien,
a ochenta kilómetros, percibe el
brillo de esa luz, como si, desesperados,
la balanceasen ante el mar desde una isla
desierta".
Del libro VUELO NOCTURNO de Saint Exupery