¿CUANDO TERMINA ESTA PELÍCULA? (Rescatado)
A veces pasa que uno va rumiando un post en la cabeza durante varios días y se acaban mezclando las ideas, las intenciones, los mensajes, las emociones. La energía se pierde por el camino y entonces, uno prefiere coger mejor el teléfono, o gritarlo por la ventana, recitarlo delante del espejo, dejarlo enmudecer en el finito eco interior del olvido, o escupirlo, así, según viene, para explicar simplemente que estoy enamorado de Berlín, porque es una ciudad realmente maravillosa, llena de vida y repleta de historias. Y además, me encanta haberla descubierto otro poco y en esta época del año.
Explicar que, como todos, no puedo evitar la tristeza y pensar continuamente en toda esas familias destrozadas por el accidente aéreo en Barajas.
Mañana vuelo con en Easyjet de vuelta a Barcelona y se que pensaré en ellos cuando despegue mi avión, y pensaré en la lotería nacional, en la primitiva, en el destino, en la probabilidad, en la suerte, en la muerte, y después pensaré también en que, en realidad, cada fin de semana mueren en España más de dos docenas de personas dentro de sus coches, o sobre una moto, o bajo un autobús, y que el dinero manda y ajusticia, y que, si creemos que este sistema funciona, es tan solo porque estamos a este lado del planeta, en el que no trabajamos 16 horas por un dollar al día para mantener el otro. Pero las multinacionales y los bancos se vuelven más poderosos que los gobiernos, y financian las campañas políticas y regulan las leyes a su favor, para hacer lo único para lo que están creadas, generar beneficios. Y se especula con el petróleo y con las materias primas, con la sanidad, con la educación y con la seguridad. Y se invaden países, y se dejan morir pueblos enteros, se asesina, se oprime, se explota, se exfolia y se destruye todo el planeta por conseguir dar buenas noticias a final de mes, en la siguiente reunión de la directiva. Y así, reducimos los costes, más y más, aunque sea olvidando la solidaridad, la bondad, el amor, el respeto, la ética, aunque sea a costa de exterminar a los animales, o a costa del dolor y de vidas humanas. Y así, Spanair deja de ofrecerte prensa, comida y bebidas gratis, aunque el trayecto sea largo y se haya demostrado que nuestros cuerpos sufren deshidratación, y te niegan una mísera mantita, aunque primero te jodan de frío con el aire acondicionado, porque ahora también las han reservado para la 1º clase. Y te tienes que sentar sobre los restos de una manzana o secar con tu pantalón los restos de un café con leche, porque se ahorran el equipo de limpieza y con prisas, vuelven a llenar el avión de pasajeros. Y si el trayecto es lo suficientemente largo, tienen entonces la desfachatez de darte un sándwich con jamón york del más barato y un insípido queso de garrafón. Un pan que nunca fue tierno y que ni siquiera va acompañado de lechuga, o tomate, o mayonesa, o al menos, de un poco de mantequilla. Todo lo que ofrecen es un seco, ridículo y horrible sándwich para atragantarse tranquilamente sentado sobre un asiento en el que, si mides más de metro setenta, ya no te caben las rodillas. Y lo digo, porque he volado a Alemania en el mismo trayecto con Lufthansa y te ofrecen prensa y café gratis mientras esperas al embarque y después, a bordo, te dan a elegir entre dos sándwich distintos que llevan un pan jugoso y un sabroso jamón ahumado, o un buen queso, untaditos en mantequilla o queso fresco a las finas hierbas y siempre acompañado de un tableta energética de cereales y yogurt. Por supuesto, todo ello se disfruta sentado sobre unos asientos espaciosos y cómodos.
La estrategia es la siguiente, para seguir ahorrando, en vez de aumentar los privilegios de la primera clase, que son los que pagan más por sus asientos, se los arrebatan a la clase turista. Es como si de niño, uno se queja porque la paga es insuficiente y demasiado parecida a la de su hermano pequeño y nuestros padres, para contentarnos sin dar más, se la bajan al más pequeño.
En Spanair te tratan peor que al ganado bovino, te joden con el overbooking o quizás, te salvan la vida con ello, porque al final, todos volamos en unas maquinas gobernadas por pilotos frustrados, con azafatas mal pagadas, con empresas diezmadas y maltratadas por los recortes continuados, en aviones donde la seguridad importa mucho menos que los beneficios, en aviones en los que los altos directivos de Spanair no se atreverían a volar nunca. Digamoslo claro, Spanair es una puta mierda, una jodida vergüenza internacional, pero no es una compañia tercermundista como algunos acusan, representa eficazmente y con fidelidad la verdadera cara de este primer mundo podrido por la maquinaria capitalista. Y sabemos que nos engañamos si queremos creer que Iberia, Easyjet, Clickair o las demás compañías son mucho mejor. Todas se encaminan al mismo destino.
Y escribo aquí sentado en el sofá de este bonito apartamento en Prenzlauer Berg, pensando aún en ese pobre niño, milagroso superviviente de la espantosa catástrofe en Madrid, que todavía bajo el schock, preguntaba por su papa a la vez que repetía, una y otra vez:
“¿Cuándo termina esta película”
Iván Sáinz-Pardo
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